Durante el extenso y bochornoso cuarto intermedio para solucionar problemas con las computadora que registra las audiencias |
La octava audiencia del segundo juicio por el
crimen de Julián Antillanca en manos de la policía fue suspendida cerca de las
once de la mañana por desperfectos técnicos en la computadora que toma el audio
de los testimonios y por no contar la sede de Tribunales con otra sala donde
puedan ingresar todos los familiares de los involucrados en la causa.
Los dos únicos testimonios de la jornada fueron
de agentes policiales vía videoconferencia. A las ocho y cuarenta horas comenzó a
declarar el suboficial mayor comisario de la seccional segunda de Comodoro
Rivadavia Juan Carlos Ñancufil, quien se desempeñaba como policía encargado de
turno en la Comisaría IV al momento en que fuera asesinado Julián. Como sucedió
en todos los casos anteriores, Ñancufil no recordó la mayoría de los datos
fundamentales que se le consultaron.
Luego le tocó el turno al comisario de El
Maitén José Luis Santillán, cuyo cargo en la noche que mataron a Julián era
supervisor de servicios de la Regional Trelew. Santillán expresó que nadie de
la Comisaría IV le comunicó de ningún incidente en la madrugada del 5 de
septiembre. Aclaró que el encargado de turno tiene la obligación de comunicar
todo tipo de incidente para que él se acerque a registrarlos para la
institución. Se desprende de lo dicho que tampoco se comunicaron el comisario Sandoval ni ningún otro
efectivo de la comisaría.
La abogada por la querella Verónica Heredia
realizó un balance de los testimonios del día de la fecha, y señaló que “una
vez más hemos escuchado dieciséis policías que de casualidad recuerdan su
nombre y apellido, pero después nada más. Vamos a ver cómo valoran el recuerdo
o no de los policías y ahora de los jóvenes (amigos de Julián) que se les exige
por ahí una precisión en los relatos y en los recuerdos con una presión
totalmente diferente al no me acuerdo del personal policial”. En torno a la declaración de Santillán,
expresó con indignación que en “una noche terrible que no solamente pasó lo de
Julián sino lo de los hermanos Aballay, no haya existido ningún registro. Se
terminó esa noche sin que la Comisaría IV informara ninguna novedad de ningún
tipo. Esto es muy grotesco”.
Luego de un extenso cuarto intermedio de
aproximadamente una hora debido a desperfectos en la computadora que toma los
registros de los debates, y que el Tribunal dispusiera cambiar a una sala más
pequeña, se decidió la suspensión de la audiencia porque se vería
imposibilitado el ingreso de familiares de los imputados, y de los amigos y
organizaciones que acompañan a la familia de Julián. Además la fiscal, nos dice
Verónica Heredia, también pidió la suspensión debido a que “vienen a declarar
los chicos, existe mucha cercanía con los imputados y van a declarar en contra
de los policías”. Este bochorno de no contar con herramientas mínimas para
realizar las audiencias ha sido recurrente en las ocho jornadas que lleva el
juicio. Sobre el particular podés hacer click acá para ver un resumen de las
mismas. Mañana continúa el juicio a las ocho y treinta de la mañana. Allí
estaremos.
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