jueves, 11 de junio de 2015

Caso Antillanca: la desmemoria de paseo por la impunidad. Crónica de la quinta audiencia

Por Iván Marín


Carolina Tomelín en uno de sus tantos momentos invadida por la amnesia


Cerca de las nueve de la mañana comenzó la quinta audiencia del juicio por el crimen de Julián en manos de la policía. Para la jornada de ayer se había estipulado alrededor de una decena de testimonios, la mayoría de ellos policías, por lo que se preveía iba a transcurrir hasta el atardecer. Sin embargo, alrededor de las trece horas el Tribunal decidió pasar a cuarto intermedio hasta hoy argumentando que no podrían sostener la concentración en una doble jornada. Se desprende, por si queda alguna duda a esta altura, que el juicio tiene para rato.

Los siete testimonios del día de la fecha tuvieron como protagonistas a efectivos policiales que desempeñaban sus tareas en la Comisaría IV o en el Comando Radioeléctrico. En ellos sobrevoló insistentemente la obscena falta de memoria sobre los acontecimientos de la fatídica madrugada del 5 de septiembre de 2010. Desde cuestiones sencillas como por ejemplo la cantidad de cuadras existentes entre la citada Comisaría y la calle Patagonia, donde fue hallado el cuerpo de Julián, a otras más relevantes a los fines de la investigación, fueron respondidas con un contundente y abyecto “no recuerdo”.

La primera parte de la audiencia contó con tres testimonios antes de pasar a cuarto intermedio. El tercero de ellos fue protagonizado por la efectiva Carolina Tomelín. Este quizá fue el momento donde la reticencia del personal policial llegó al extremo mayor. Tomelín sin ruborizarse, y ante un comienzo algo titubeante, pero que con el correr de la declaración se hizo harto evidente que fue parte de una estrategia, no se cansó de responder una y otra vez ante distintas consultas de la fiscal y la querella con frases del siguiente tenor: “Lo que aparece en las actuaciones” o “me remito a lo que dice el acta, más que esto no recuerdo”. Estaba allí sentada como sin estar, aunque todos sabíamos que estaba, en particular cuando esa existencia patética se hacía presente en lo grotesco de sus ocultamientos.

Cuando parecía que su declaración había finalizado, fuimos protagonistas de una situación que pinta de lleno la impunidad con que los efectivos policiales se mueven, incluso en una sala penal. El comisario Carlos Sandoval, acusado de encubrimiento agravado por estar al frente de la Comisaría IV al momento del asesinato, le hacía señas a su abogado defensor Fabián Gabalachis para que le consulte a Tomelín quién era el preventor de la causa que se inició cuando apareció el cuerpo de Julián. La respuesta parece no haber satisfizo a la defensa ni a Sandoval, ya que inmediatamente Gabalachis, preguntó a la testigo, mientras recibía todo tipo de señas e indicaciones por parte del comisario, si recordaba a Sandoval como el susodicho preventor. Como no podía ser de otra manera, esto produjo la intervención de Verónica Heredia, abogada querellante, planteando la objeción a la pregunta ya que la consideraba indicativa por incluir en la misma el nombre de la persona, que, por cierto, era quien se había levantado segundos antes a indicarle que haga la pregunta. También, como no podía ser de otra manera, Adrián Barrios, presidente del Tribunal, no dio lugar a la objeción. Y, una vez más, como no podía ser de otra manera, Tomelín respondió “Por la importancia del hecho estimo que el comisario Sandoval”, que era en definitiva lo que se buscaba, por si hace falta aclarar. Sandoval, sentado un metro a espaldas de la testigo, se inclina acercándose y le dice casi al oído, pero en voz alta y cuasi seductora, “muchas gracias”. (Sic, mil veces sic).

THE BIZARRO MOMENT

A esta altura la incapacidad de asombro lamentablemente corre menos suerte que la credibilidad del Indek. Lo que no imposibilita un esfuerzo por superarse día a día. Así fue como luego de un cuarto intermedio de quince minutos, toma la palabra vía Skype un efectivo policial que se encontraba en ese momento en Buenos Aires. Más allá del contenido de las declaraciones, que como se puede imaginar el lector, no aportaron ningún dato relevante, más allá de la cínica amnesia similar a los anteriores casos, lo que no dejó de llamar la atención de todos los presentes fue el rudimentario equipo para efectuar la comunicación. Las anteriores audiencias contaron con la ausencia de un sistema de sonido más o menos potable, sin embargo lo de ayer ya raya la ridiculez extrema y deja al descubierto no solo la falta de presupuesto para una tecnología más o menos actualizada a los tiempos que corren, sino la pésima predisposición de los encargados para que este importante y fundamental juicio se desarrolle en condiciones aptas. Como se puede observar en la foto, no se contó con un equipo de micrófono en los escritorios de los abogados, por lo que se tenían que acercar y demostrar un estado atlético de envidia para algunos, al permanecer agachados durante el tiempo que demandaba el interrogatorio, para poder dar con el micrófono de la notebook.

El codefensor Gustavo Castro interrogando vía Skype

En estas condiciones no deja de ser motivo de admiración y reconocimiento la furiosa templanza de Sandra y César, padres de Julián, que durante cinco años vienen luchando para que este caso no quede impune, soportando situaciones aberrantes tales como el cinismo de quienes encubren a los asesinos. Este es el aparato represivo del Estado que no solo asesinó a Julián, sino que se lleva un pibe de este mundo cada treinta horas, la mayoría de ellos de las clases y barriadas populares. Aparato represivo que es inmodificable, ya que su función es bien concreta: reprimir, espiar y disciplinar a todo aquel que ose organizarse o presente algún escollo para los intereses de las clases dominantes. Un ejemplo de ello es la propia Carolina Tomelín, quien en la audiencia de ayer comunicó que desde el 2011 se desempeña como instructora de cadetes en el Instituto Superior 811. No es un policía, es toda la institución. Por eso, una vez más, hoy jueves tenemos una cita ineludible a las ocho y media de la mañana para seguir acompañando la lucha de la familia de Julián para que su asesinato no quede impune. Allí estaremos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario