viernes, 19 de junio de 2015

CRIMEN DE ANTILLANCA: Perito bioquímico confirma muestra genética en patrullero que podría ser de Julián

Por Iván Marín, militante del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS)

Por si a alguien le quedaba alguna duda: no fue coma alcohólico, lo asesinaron

A las nueve y veinte de la mañana comenzó la decimoprimera audiencia del segundo juicio por el asesinato de Julián Antillanca, por el cual están siendo juzgados policías de la Comisaría Cuarta. La clave del día estuvo en las declaraciones de peritos científicos que echaron luz sobre cuestiones objetivas que hacen a la causa, como por ejemplo rastros de ADN en un patrullero, que con muchas probabilidades podrían ser de Julián.

Por ausencia de la abogada Verónica Heredia, que se encontraba junto a Nora Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora, en la audiencia por el pedido de habeas corpus que realizó para el día de la fecha en la que pide que funcionarios declaren por la desaparición de su hijo en la última dictadura militar. Entre los citados a declarar se encuentran jefe del Ejército, César Milani y el ministro de Defensa, Agustín Rossi. En su reemplazo estuvo el reconocido abogado Eduardo Hualpa.

El primero en prestar testimonio fue el doctor en Ciencias Biológicas Daniel Corach. Lo realizó mediante una accidentada videoconferencia vía Skype, que se vio malograda en varias oportunidades hasta finalmente se realizó con un teléfono celular que disponía la sala. Amplificaban con equipo de sonido que incluía micrófono, mientras aparecía la imagen del perito en un proyector.

Corach, que se encontraba en la Facultad de Farmacia y Bioquímica, en particular en el Servicio de Huellas Digitales, del cual es director, fue el encargado del estudio de muestras del patrullero que se sospecha utilizaron para arrojar a la calle Patagonia el cuerpo de Julián. El bioquímico expresó que desde el lugar que dirige se han realizado alrededor de trece mil estudios sobre el tema y que ofrecen sus servicios a la Corte Suprema de Justicia de la Nación desde 1993.

El doctor comenzó su exposición relatando que el perito designado por la provincia del Chubut “trae una serie de evidencias, que son en general algunas piezas de vehículo y otros objetos, que son seleccionados en el laboratorio, entre ellos una serie de hisopos que oportunamente fueron tomados de dos vehículos, y se procedió al análisis del material”. Agregó que “la única muestra que arroja algún resultado de interés es la denominada 38 si mal no recuerdo, en la que se encuentran perfiles mezclados atribuibles al menos a dos individuos. Y en esta muestra lo que vemos es que si bien en forma completa no podemos identificar al perfil ni de la víctima ni de ninguno de los sospechosos, podemos ver que hay una gran coincidencia de marcadores entre la víctima y el sospechoso, tanto en marcadores de identificación como en los marcadores de linaje como lo son los marcadores de cromosomas masculinos, el cromosoma Y”.

Explicó para la mayoría de los presentes de qué se trata este tipo de análisis: “A partir de una muestra determinada se obtiene una cantidad de material genético, de ADN, a la que uno le puede hacer diferentes preguntas. Para ello vamos a usar sistemas que ponen de manifiesto marcadores de herencia biparental, que serían marcadores identificatorios. Y si usamos marcadores de cromosomas Y, con otra muestra de lo mismo que hemos obtenido, lograremos información referente al linaje paterno”. Es decir, son dos procedimientos complementarios: uno para certificar quiénes son los padres del sujeto en cuestión, lo que se conoce como marcadores autosómicos, y el otro para identificar el linaje paterno, conocido como “cromosoma Y”.

Describe que para el caso del cromosoma autosómico se encuentran presentes nueve de dieciséis marcadores el perfil coincidente con el de la víctima, y que en el caso del cromosoma “Y” es prácticamente completo. Ello le permite concluir que “el perfil genético identificatorio podría con cierta razonabilidad corresponder al de la víctima”. También pondera que “lamentablemente la calidad de los resultados es tal que no permiten ni permitía en aquel momento hacer una ponderación estadística de los resultados dada la complejidad de los perfiles.

Daniel Corach vía Skype

Uno de los pasajes más interesantes de su exposición fue cuando lo interrogó el abogado defensor Fabián Gabalachis (FG), que obviamente buscaba hacerle decir al bioquímico que era improbable certificar que las muestras perteneciesen a Julián:

-FG: ¿El perfil que usted observó le conlleva a una solución concluyente respecto de la identidad de la víctima?

-DC: Lamentablemente, dadas las características del perfil, no se logra asignar un valor estadístico a la prueba. Lo cual determina que uno debe ser extremadamente cauteloso, si bien lo que evaluamos en los perfiles sería muy razonablemente vinculable con la víctima. Lamentablemente en aquel momento, en el 2011, los sistemas de cálculos disponibles no permitían una aproximación un poco más dura al respecto. Tal vez en este momento uno podría llegar, pero sería replantear nuevamente toda la parte de análisis. Lo cual está fuera de mi decisión. De cualquier manera creo que es una evidencia bastante sólida que sugiere que ese material podría haber provenido de la víctima (…)

-FG: ¿Esta pauta de razonabilidad que usted indica lo podemos traducir en aseverar con certeza de que esto es así o nos alejamos?

-DC: El problema es que la conclusión certera sería realmente el establecimiento de un valor. Plantear un índice de verosimilitud que sea realmente concluyente. El problema que tenemos es que para eso necesitamos tener una información muy clara a partir de los marcadores de herencia biparental, es decir los autosómicos, que son los marcadores que identifican a un individuo. En este caso si bien tenemos nueve de dieciséis marcadores coincidentes exhibiendo idéntico genotipo, existen otros elementos que de alguna forma oscurecen el resultado. Razón por la cual no nos permite hacer una ponderación estadística completa y que sea realmente de peso en la causa. El problema básico es que los niveles de amplificación han sido bajos, que el grado de degradación en la muestra es considerable, y por lo tanto debemos ser muy cautelosos antes de emitir una ponderación que podría llegar a ser incriminante. Básicamente es un indicio que yo considero bastante potente, pero no se los puedo plantear como un valor estadístico definido.

-FG: Corríjame si este razonamiento es equivocado. ¿Esta combinación que usted ha hecho referencia de marcadores autosómicos que son nueve sobre diecisés y conjuntamente con lo que se ha manifestado de los cromosomas sexuales impiden la identificación concreta de un individuo?

-DC: Realmente no. Porque tenemos por un lado el perfil prácticamente completo para todos aquellos marcadores que amplificaron en la evidencia. Eso ya es un indicio que Antillanca víctima, o algún Antillanca de la familia por vía paterna podrían haber estado presentes. Pero si a esto lo combinamos con la información que vemos entre todo ese complejo perfil que tenemos en la evidencia autosómica de la muestra 38 podría reforzar que efectivamente podría haber estado presente. Pero las características técnicas que se logran no nos permite ponderarlo estadísticamente.

Hualpa le consulta cómo sería en la práctica volver a realizar dichos análisis, a lo que el bioquímico responde que “básicamente sería analizar nuevamente desde el punto de vista estadístico todos los resultados. No habría que hacer ningún tipo de análisis experimental adicional, y llevaría un tiempo considerable, un par de meses tal vez".

Respecto del particular el abogado por la querella nos dijo que “lo que quedó claro es que el doctor Corach, que es una eminencia en materia de genética aplicada a la investigación criminal, con los cuidados máximos que se pueden tomar, incluso considerando un margen de error para no incriminar a nadie con pruebas suficientes, dijo que era una prueba de peso, una prueba muy importante el aporte de Antillanca a la muestra que analizaron en la parte posterior del vehículo policial”.

César, el padre de Julián, consultado sobre el procedimiento de secuestro del susodicho patrullero, advirtió que “creo que fue sobre fin de año (2010). Lógicamente este auto había sido deliberadamente higienizado porque como ocurre con el caso de Julián debe ser siempre igual”. Incluso, amplía denunciando que “en este caso también estuvo el aparato de impunidad funcionando porque el primer auto que se presentó como que había estado esa noche trabajando era un auto que estaba fondeado en la Comisaría Seccional Primera de Trelew. Después con una diligencia nueva se certifica  cuál era el auto que esa noche había estado en el Comando Radioeléctrico asignado a la Seccional Cuarta”.

El siguiente testimonio estuvo a cargo del comisario inspector Claudio Fernández, quien se encargo, entre otras cosas, de realizar tareas de peritajes en el lugar donde fue hallado el cuerpo de Julián. De su extensa exposición, quizá lo más importante fue la ratificación de que el cuerpo de Antillanca fue arrojado por alguien, es decir, que llegó ya muerto o inconsciente.

Claudio Fernández, comisario inspector

Finalizaron la audiencia dos bioquímicos que trabajan para criminalística, que fueron los que tomaron las muestras de sangre que luego analizara Corach. Sobre estas declaraciones Hualpa expresó que dijeron que encontraron “una faja de clausura que aparece rota cuando ellos empiezan a trabajar con el auto. La defensa insistió por ese lado con los dos testigos, evidentemente adelantando que van a plantear la invalidez de la prueba de sangre”, aunque ve muy difícil que logren tal cometido. Hoy a las ocho y treinta de la mañana continúa el juicio. Allí estaremos.

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