viernes, 17 de julio de 2015

Perpetua para tres policías por el crimen de Julián Antillanca

Por Iván Marín, militante del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS)




Finalmente el Tribunal que entiende en el segundo juicio por el asesinato de Julián Antillanca confirmó lo que se preveía desde que se leyó el veredicto por elcual se encontró culpable de homicidio calificado a tres policías en esta causa: la prisión perpetua para Martín Solís, Jorge Abraham y Laura Córdoba. Mientras que para el comisario Carlos Sandoval dispuso en fallo dividido la pena de tres años de prisión e inhabilitación especial por el mismo tiempo, por el delito de encubrimiento agravado.

Recodemos que el lunes 6 de julio los jueces Darío Arguiano, Marcelo Nieto Di Biase y Adrián Barrios habían comunicado el histórico falló condenatorio, pero restaba esperar las penas para los cuatros policías. A la vez el Tribunal había absuelto a Pablo Morales, el otro de los policías acusados.

César Antillanca, padre de Julián, trazó un balance de la decisión del Tribunal en torno a Sandoval, por el cual el excomisario se encontrará con prisión en suspenso: “El pedido de los cuatro años que pidió el ministerio público fiscal no fue proporcional a la imputación. Pero como alegan la autonomía del delito creo que ese es el argumento por el pedido de los cuatro años. En mi razonamiento no lo puedo comprender. La lógica sería que el pedido del delito de encubrimiento agravado sea también por la máxima porque debe ser proporcional al delito encubierto”. Adelantó que “hay que ver si el ministerio Público Fiscal va a recurrir este fallo. Y tenemos que estar a la espera de que la defensa seguramente va a presentar algún recurso en la Cámara Penal”.

Consultado sobre la sentencia en general, Antillanca destacó que “con este fallo el Poder Judicial de la Provincia del Chubut dice sí, lo que todos dicen y denuncian está sucediendo”. Finalmente se detuvo en la gran lucha que motorizó esta causa durante casi cinco años y que derivó en el fallo condenatorio: “yo creo que la justicia fue un proceso social. El proceso de denuncia intensa que se llevó adelante socialmente no solo en Trelew sino que en toda la provincia, porque el acompañamiento, incluso en algunos sectores nacionales, fue la conjunción de la movilización”.


En la edición de mañana de La Izquierda Diario compartiremos el registro fílmico de la lectura de la sentencia y un balance de las veintiuna audiencias de este histórico juicio, que sienta un precedente a nivel nacional en la lucha contra la violencia policial.

viernes, 10 de julio de 2015

CASO ANTILLANCA: El viernes 17 de julio es la sentencia. Los condenados por su homicidio no concurrieron a la audiencia de hoy


 
Por Iván Marín, militante del Partido de los Trabajadores Socialistas

 
Sólo se hizo presente el comisario Carlos Sandoval

Hoy se llevó a cabo en Tribunales la audiencia de cesura, en la cual se discutió qué tipo de penas les caben a los condenados por el asesinato de Julián Antillanca. Antes del inicio del debate llamó la atención la presencia de uniformados de la GEOP en el sexto piso, donde se encuentra la sala de juzgamiento. Como se puede observar en la foto, tampoco se hicieron presentes Martín Solís, Jorge Abraham y Laura Córdoba, los policías condenados por homicidio calificado en esta causa. Sus abogados adujeron que era innecesaria dicha presencia ya que la única pena que les cabe a los mismos según el código penal es la perpetua. Si bien la fiscal Mirta del Valle Moreno y la abogada querellante Verónica Heredia solicitaron que igual deberían estar presentes los condenados, el Tribunal dio lugar al pedido de la defensa.

 
La GEOP antes que comenzara la audiencia
Luego de ello, la fiscal expuso su solicitud de prisión perpetua para los tres policías y de cuatro años de prisión para el comisario Carlos Sandoval, por encubrimiento agravado, es decir, la pena máxima. Fabián Gabalachis y Gustavo Castro, abogados defensores, expresaron, entre otras cosas, que el delito por el cual se condena a Sandoval es autónomo respecto del asesinato de Julián, por lo que solicitaron la pena mínima de un año.

Finalizada la exposición de la defensa, y cuando parecía que finalizaba el debate del día de la fecha, ya que tanto Moreno como Heredia no realizaron réplica, solicitó la palabra César Antillanca, padre de Julián. Aclarando que no es un experto en derecho penal, César se dirigió al Tribunal de la siguiente manera:

“(…) el delito por el que se juzgó y se halló culpables a Abraham, Solís, y Córdoba es agravado en sí mismo, lo mismo para el señor Sandoval por su condición de funcionario público. No se está encubriendo el robo del auxilio del patrullero, se está encubriendo la golpiza que deviene en la muerte de Julián. Se está encubriendo el desprenderse de la prueba. Y creo que el doctor Gabalachis decía que el encubrimiento es un delito autónomo, y el doctor Herminio González  (perito que confirmó que Antillanca murió producto de múltiples golpes) al no poder precisarse la hora de la muerte de Julián tampoco sabemos si Julián fue abandonado con vida. Yo no puedo en mí comprensión entender que el encubrimiento sea autónomo, ni este ni ninguno. Pero ya hablo desde mi ignorancia en derecho penal. No es lo mismo encubrir el robo de un auxilio, que la golpiza, el abandono de una  persona, la muerte y todo lo que implica esto (…)”

César Antillanca
El Tribunal conformado por los jueces Darío Arguiano, Adrián Barrios y Marcelo Nieto Di Biase convocó para el viernes 17 de julio a las once horas a la lectura de la sentencia y la correspondientes pena a los acusados. Para finalizar volvemos a compartir el video con el conflictivo descargo de los acusados el día que se leyó el veredicto condenatorio.




jueves, 9 de julio de 2015

CASO ANTILLANCA: Video del conflictivo descargo de los policías condenados

Por Iván Marín, militante del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS)

Gustavo Castro, abogado defensor, observando los reproches al Tribunal
por parte de Martín Solís, Laura Córdoba y familiares de los condenados que
se encontraban en el pueblo

El martes se dictó el histórico fallo donde se condenó a cuatro policías por el crimen de Julián Antillanca, el 5 de septiembre de 2010. Ya hemos compartido dichoveredicto en este link, donde podés ver el fallo del Tribunal, las agresiones y amenazas a la madre de una testigo clave, declaraciones de familiares de Julián y los festejos por el fallo.

Lo que sigue a continuación es el descargo que realizaron los condenados. Primero el comisario Carlos Sandoval, condenado por encubrimiento agravado, quien se dirigió a los presentes en aquel momento antes que ingresaran los que integran el Tribunal: Darío Arguiano, Adrián Barrios y Marcelo Nieto Di Biase. Al igual que el resto de los policías que hicieron uso de la palabra, Sandoval intento excusarse despotricando contra la testigo Jorgelina Domínguez y su madre María Yolanda Reyes, vinculándolas con el narcotráfico.



Luego de algunas escaramuzas, que incluyeron entre oras cosas ataques verbales al Tribunal y el desalojo de los familiares de los condenados de la sala, hizo uso de la palabra Jorge Abraham, uno de los tres condenados por homicidio calificado. Nuevamente arremetió contra la persona de Jorgelina y amenazó con quitarse la vida si le dan la condena. Luego le tocó el turno a Martín Solís, quien en la lectura del veredicto se había mostrado frío ante el fallo, pero que en este tramo de la audiencia perdió los estribos y se sumó a la impotencia del resto de los condenados. Laura Córdoba también intervino en varios pasajes, pero no haciendo uso de la palabra por parte del juez, sino arremetiendo y tomándola de hecho.

Mañana viernes a las diez horas se leerá la sentencia, que según los entendidos para el caso de los condenados por homicidio calificado, agravado por el ejercicio de funcionario público, no cabría otra pena que la cadena perpetua. Para el caso de Sandoval hay distintas posibilidades. 

sábado, 27 de junio de 2015

CRIMEN DE ANTILLANCA: “La policía tiene la marca del genocidio”, denunció Nora Cortiñas

Por Iván Marín, militante del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS)

Con la presencia de Nora Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo Línea fundadora, se desarrolló ayer la última audiencia con testimonios de testigos en el segundo juicio por el crimen de Julián Antillanca. Sobre el final declararon cuatro de los cincos policías acusados por su asesinato.

 
Nora Cortiñas entre el público que presencia el juicio
 
A las nueve y media de la mañana comenzó el debate con el testimonio de Juan Manuel Muñoz, quien se desempeñaba como seguridad del Shopping la noche del 5 de septiembre de 2010. Muñoz, entre otras cosas, estaba a cargo de los monitores que controlaban las cámaras exteriores e interiores que posee el complejo comercial. Dijo haber visto corridas alrededor de las tres de la mañana y que las mismas fueron filmadas por las cámaras. Luego se utilizarían esas pruebas para condenar a los policías involucrados por apremios ilegales en lo que se conoció como “Causa de los hermanos Aballay”. Consultado si realizó zoom con las cámaras sobre la rotonda 5 de Octubre en horario cercano a las seis de la mañana, respondió negativamente, y además dijo que en ese horario no se encontraba controlando los monitores. Durante su exposición señaló que se solía hacer zoom cuando las cámaras detectaban movimientos en cercanías del Shopping.

Luego declaró Lucas Soto, el joven que fue a bailar al boliche KU con Brenda y Daiana Monsalves. Su interrogatorio estuvo colmado de lagunas ya que, según él mismo reconoció, bebió mucho alcohol esa noche y cuando salió del boliche estaba totalmente ebrio, por lo que Daiana tuvo que llevarlo caminando hasta su casa. Luego de la declaración se proyectaron imágenes del video que tomó la golpiza recibida por los hermanos Aballay aquella noche. La Defensa se opuso a la exhibición de la filmación, pero el Tribunal no le dio lugar. También declaró María Osman, propietaria del boliche Místico sin aportar datos relevantes a la causa.

Como si fuera una definición por penales, la estrategia de la Defensa fue que los acusados que se encontrasen supuestamente más tranquilos o con mayores facilidades expositivas, declarasen primero. Laura Córdoba decidió no hablar. Todos ellos hicieron uso del derecho a no aceptar preguntas por parte del ministerio Público Fiscal ni de la Querella a cargo Mirta del Valle Moreno y Verónica Heredia, respectivamente. 

Martín Solís
Martín Solís abrió la ronda de testimonios de los acusados por homicidio calificado. Intentó mostrarse sereno durante la declaración, usando al respecto como táctica recurrir a anécdotas o detalles intrascendentes para la causa. Sin lugar a dudas, su declaración podría haberse realizado en menos de diez minutos. Cuando finalizó la misma, uno de sus abogados, Fabián Gabalachis, se retiró del debate, quedando Gustavo Castro como único representante de la Defensa.

Carlos Sandoval
El excomisario Carlos Sandoval, a cargo de la Comisaría Cuarta al momento del asesinato de Julián, se caracterizó por deslindarse de todo tipo de responsabilidad en las actuaciones de la causa. Recordemos que Sandoval, a diferencia del resto de los efectivos policiales, es acusado por encubrimiento agravado. Señaló que la condena social sobre el caso es fuerte. Luego le tocó el turno a Jorge Abraham, que se mostró más nervioso que sus precedentes y hablando entre dientes, por lo que se hacía difícil escucharlo. Al igual que Solís, dijo haberse ido de la zona en su auto a las seis de la mañana. A modo de queja y sobre el final, dijo que “hace cinco años que la vienen peleando”.


Jorge Abraham
Pablo Morales fue último en declarar. Comenzó más tranquilo que Sandoval y Abraham, e intentó desestimar las pruebas que se expusieron durante las distintas audiencias del juicio respecto del patrullero que él condujo esa madrugada. Finalizó el testimonio mirando a la cara a César Antillanca y diciéndole que “a mí y a mí familia me condenaron ya socialmente. Nosotros no fuimos. Hoy estamos acá porque queremos saber la verdad, que usted sepa la verdad. A nosotros hoy nos están condenando, a mis hijos que están en la escuela, con esa película (en referencia al documental Un Paisaje de Espanto). Nos nombran con nombre y apellido, nos dicen asesinos. Queremos saber la verdad. Nos están involucrando por una famosa mancha que aparece. En ese lugar había diez mil policías, mucha gente. Yo ayudé igual a llevar el cuerpo, cualquiera pudo haber contaminado. El móvil estaba a cinco metros de donde estaba Julián. O sea, yo quiero saber quién fue, y quiero saber la verdad, sino yo hoy sinceramente no estaría acá. Pero ojalá que sepa usted también la verdad como yo. Si necesita de mí ayuda, que lo ayudemos, pero con una mano en el corazón se lo digo señor. Es injustamente lo que nos están haciendo, ¡¡¡y usted lo sabe, y usted lo sabe!!! (sic). Pero bueno, espero que pueda  llegar a la verdad, como yo también, porque es injusto que hoy estemos sentado acá, señor”.  Es decir, y yendo al grano, acusó a César Antillanca, sin respaldarse en ningún argumento, de montar todo un entramado conspirativo contra los efectivos acusados. También reconoció que las muestras de ADN encontradas en su patrullero efectivamente son de Julián.

Pablo Morales
La incansable Nora Cortiñas se refirió a las razones de su presencia en la audiencia de ayer: “Vine solidarizarme con la familia Antillanca. Desde hace años que estamos las Madres de Línea Fundadora apoyando a esta familia para que se logre justicia”. Agregó que debemos luchar para “terminar de una vez por todas con esta violencia contra los jóvenes que hay en todas las provincias del país, y que se repiten porque hay mucha impunidad”. Consultada si ve continuidades entre las prácticas del aparato represivo del Estado que desapareció a treinta mil compañeros en la última dictadura militar y la actualidad, respondió que: “Sí. El amparo de la Justicia también. Entonces se vuelven a repetir estos hechos porque estos asesinos son rescatados por la Justicia para que sigan delinquiendo. La policía tiene la marca del genocidio”.

Como habíamos anticipado, el viernes 3 de julio se realizarán los alegatos. Se hace imprescindible la utilización de esta semana para realizar una gran convocatoria a la comunidad en general, organizaciones sociales, políticas, estudiantiles, y figuras emblemáticas de la lucha por los derechos humanos, para llegar fortalecidos a esa fecha y demostrarle al Tribunal integrado por los jueces Darío Arguiano, Marcelo Nieto Di Biase y Adrián Barrios que no estamos dispuestos a que esta causa quede por segunda vez impune. A las ocho y treinta de la mañana, entonces, es la cita. Allí estaremos.

viernes, 26 de junio de 2015

CRIMEN DE ANTILLANCA: Tramos finales del juicio. El viernes 3 de julio los alegatos

Por Iván Marín, militante del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS)


El Tribunal que dictará sentencia, integrado por Darío Arguiano,
Adrián Barrios y Marcelo Nieto de Biase
 
A las nueve y veinte de la mañana de ayer comenzó la decimoquinta audiencia del segundo juicio por el asesinato de Julián Antillanca. Tres testigos aportados por la Defensa prestaron declaración, aunque lo más relevante de la jornada fue la confirmación de la fecha de los alegatos para el viernes 3 de julio.

El empleado municipal Héctor Delgado fue el encargado de abrir los testimonios de la jornada. Delgado se desempeñaba como personal de seguridad contratado por el boliche Místico la noche que asesinaron a Julián. En su declaración dijo, entre otras cosas, que alrededor de las seis y seis y veinte de la madrugada observó una gresca entre jóvenes, donde seis o siete personas corrían a un pibe de remera negra. Antes de que esto ocurriera, siempre según su testimonio, vio que Martín Solís, Jorge Abraham y Laura Córdoba se retiraron alrededor de las seis de la mañana, luego de terminar con la prestación del servicio de seguridad por el que fueron contratados. El primero se fue en un Fiat Uno, mientras que los otros dos se retiraron en un Gol amarillo, propiedad de Abraham. Desde ya, se infiere que la estrategia de le defensa es dar a entender que el pibe perseguido podría ser Julián y, además, que los acusados de su asesinato se fueron temprano de la zona. Llamó la atención la confesión de Sandoval respecto de que toda la Comisaría Cuarta tenía su número de celular. Se desprende necesariamente de ello que los unía una relación cotidiana.

El siguiente testimonio estuvo a cargo de Marcelo Chemín, quien pertenecía por aquel entones a la Brigada de Investigaciones. Actualmente es subcomisario de la Comisaría Cuarta. Relató que días posteriores al crimen lo llaman desde dicha comisaría para decirle que una persona quería prestar declaración sobre la causa. Se trataría de un tal Suárez, supuestamente pareja de Jorgelina Domínguez, testigo que viera cuando policías arrojan el cuerpo de Julián. Chemín se tenía que encargar de llevar a este tal Suárez al ministerio Público Fiscal para que preste testimonio, y en el camino le habría dicho que Jorgelina mintió. Sin embargo, no quedó clara esta situación, ya que la defensa no llamó a declarar a Suárez, por lo que la declaración de Chemín no debería tener peso en el fallo del Tribunal.

El último en declarar fue Bruno Toledo, uno de los amigos de Julián que compartió su última noche con vida en el boliche Ku. Bruno fue citado por la Defensa, sin embargo no presentó importantes contradicciones respecto de lo que ya había declarado el resto del grupo de amigos en este juicio. Al respecto podés hacer click acá para leer la coberturaque hicimos de esa audiencia.

Al finalizar las declaraciones de los testigos se reunieron los abogados de la Defensa, el ministerio Público Fiscal, la Querella y el Tribunal para acordar cómo seguirán los últimos días del juicio. Coordinaron continuar mañana con los últimos dos o tres testigos, además posiblemente también tomen la palabra la madre y el padre de Julián y algunos de los acusados. El viernes 3 de julio serían los alegatos, y a partir de ahí hay que contar como máximo cinco días hábiles para la sentencia del Tribunal. Nuevamente, la cita entonces es a las ocho y treinta de la mañana. Llamamos a todas las organizaciones sociales y políticas, y a la comunidad en general a seguir fortaleciendo la solidaridad con la familia de Julián para que su asesinato no quede impune. Allí estaremos.

jueves, 25 de junio de 2015

CRIMEN DE ANTILLANCA: Nervios en la Defensa e intimidación a la prensa de unos de los acusados

Por Iván Marín, militante del Partido de los Trabajadores Socialista (PTS)


Mario Milipil prestando declaración. Atrás, Jorge Abraham
con los abogados de la Defensa
Con casi una hora de retraso, a las nueve y veinticinco de la mañana, comenzó la audiencia de ayer. Fue una jornada que como saldo general no dejó conforme a la Defensa, ya que la mayoría de los testigos que presentaron tuvieron indisimuladas contradicciones o no dijeron lo que se pretendía de ellos, lo cual provocó no solo gestos de nervios entre los acusados, sino también rostros sumidos en la preocupación por parte de los abogados. También se registró un intento de intimidación al autor de estas líneas, y afuera de la audiencia la compañera de César Antillanca le tocó presenciar una situación de mínima sugestiva.

El primer testimonio se efectuó vía teleconferencia y estuvo a cargo de Jorge Daniel Vistoso, actual subcomisario en Comodoro Rivadavia, quien fuera integrante de la Brigada de Investigaciones en las primeras semanas del asesinato de Julián. Durante aproximadamente media hora detalló su labor por aquel entonces. Dijo que redujo la investigación a los amigos de Julián y patovicas de los boliches. Planteó como una de las primeras hipótesis algún grado de responsabilidad de Lucas Urbano en la muerte de Julián. Consultado por la fiscal Mirta del Valle Moreno y la abogada por la querella Verónica Heredia, respondió que no entrevistó a personal policial en el proceso. De su declaración se desprendió sin demasiado esfuerzo que llevó a cabo una investigación paralela de la fiscalía. Sobre el particular, César Antillanca analizó que “estaban llevando adelante diligencias que no habían sido solicitadas por el ministerio Público Fiscal cuando este ya estaba a cargo de la investigación”.

Luego declararon Natalia Casas y Oscar Solís respectivamente. La primera pareja de uno de los acusados, Martín Solís, y el segundo su padre. Natalia dijo estar en relación con Martín desde hace aproximadamente once años. Su testimonio se redujo al momento en que Martín Domínguez Reyes, hermano de la testigo Jorgelina Dóminguez, se encontraba en libertad condicional y a ellos les tocaba hacer las guardias. Por su parte, el padre del acusado dijo que el 5 de septiembre de 2010 su hijo a las seis y veinte de la mañana ya se encontraba en su casa en Rawson. Sobre el final, sin que nadie le preguntase nada, quiso tomar la palabra para decir que entendía la lucha de la familia de Julián, pero que su hijo no tenía nada que ver. Sin embargo, fue interrumpido por el Tribunal a pedido de fiscalía, y cuando se retiró le guiñó el ojo a Martín. Nuevamente César Antillanca, se refirió a esta situación del debate, y nos dijo que “tenemos que recordarle al papá de Martín Solís que él viene a reclamar por la altura moral de su hijo, pero que precisamente su hijo está condenado en el “Caso de los hermanos Aballay por vejaciones, además de todos los maltratos”.

Rafael Francisco Williams, en aquel entonces policía integrante de la Brigada de Investigaciones en nuestra ciudad, y desde 2011 empleado del ministerio Público Fiscal, fue el siguiente testigo. Se le consultó por las diligencias que efectuó junto a Vistoso, aunque para disgusto de la Defensa y de los acusados no recordó la mayor parte de las preguntas que le realizaron, por lo que se cayó la estrategia de querer vincular a Urbano en la muerte de Julián. Esta situación cambió el humor de los abogados Fabián Gabalachis y Gustavo Castro, quienes a partir de entonces profundizaron el fruncimiento de cejas que ya les había provocado algunas contradicciones de Vistoso. Cuando se retira Williams pasa delante de donde se encontraban sentados los acusados. En ese instante Jorge Abraham busca cómplice el rostro del comisario Carlos Sandoval y se ríe en una combinación de gesto irónico y nervioso, mostrándose disgustado con el testimonio. En ese preciso momento Abraham da vuelta la vista y observa que quien escribe estas líneas se había percatado del gesto. Ante esta situación, me mira fijo y me dice: “¿Qué mirás vos?”, obviamente en claro tono intimidante, sin sacar sus ojos de los míos, y esperando que yo baje la vista, cosa que no hice. Volvió su cabeza nerviosa hacia otro lugar, y luego se alejó del sitio para sentarse junto a sus abogados.

Mario Milipil, una especie de pseudorollinga cobani treintañero fue el próximo testigo. Milipil se desempeña actualmente en la Brigada de Investigaciones, seguramente valiéndose de su flequillo buchón para internarse en las barriadas y levantar pibes y pibas que se toman una birra o un vino en la esquina, mientras los grandes narcos en connivencia con el podrido y mafioso aparato policial hacen de las suyas. En 2010 efectuaba tareas en el Comando Radioeléctrico. En tono desfachatado y al mejor “estilo Paolo” respondió preguntas, mostrándose algo nervioso, pero sin llegar a ser una declaración clave para la Defensa ni para la Acusación.

Luego de dos testimonios irrelevantes, prestó declaración Valeria Zabala, oficial de guardia de la Comisaría Cuarta la madrugada que asesinaron a Julián. Fue quizá la única testigo que presentó la Defensa ayer que tuvo una actuación más o menos acorde a lo que se esperaba según los intereses de los acusados. Sin embargo, su testimonio no estuvo exento de contradicciones. Al respecto, César Antillanca advirtió que “creo que hoy queda acreditado que no son fiables los libros de la Seccional Cuarta y del Comando Radioeléctrico, dado que la testigo Zabala recibe un turno con una determinada cantidad de elementos en la comisaría y no los agrega a la lista de las cosas que hay en la comisaría. Y este dato tiene que ver sobre todo con el Caso de los hermanos Aballay, porque precisamente lo que no anota son las municiones, que seguramente ya habían sido utilizadas sobre todo contra los hermanos Aballay. Por eso es que queda muy claro de que esta testigo no está diciendo la verdad”.


Valeria Zabala

“Yo no pago más”, (a buen entendedor, pocas palabras)

Pocos minutos después de finalizado el debate, Natalia Martínez, quien había estado presente en el mismo como parte del público a partir de que es compañera de César Antillanca, fue testigo de una situación que merece ser conocida. Nos dice Natalía:

Salía del debate del juicio de Antillanca, estaba parada en la calle 9 de Julio y Rivadavia, en la esquina del banco por encender un cigarrillo, cuando reconozco la voz de la última testigo del debate, que es Zabala, que le comenta a su compañero de trabajo que estaba haciendo adicionales en el banco lo que había sido el juicio, que había sido muy complicado, que la fiscal era una vigilante, que estaba defendiendo a los delincuentes. Y en medio de todo ese bullicio que estaba hablando, se acerca un auto Megane azul con vidrios polarizados y matrícula HNY 530, que era un auto de un privado pero conducido por un policía con el vidrio bajo del acompañante, y le pregunta: “¿y, qué tal?” Ella vuelve a repetir lo mismo, que estuvo rejodido, que la fiscal la complicó, la mareó. Y él dice, “yo no pago más”. Se ríen los tres. Y dice: “aparte Solís me manda un mensaje de texto y me dice sos una masa en el testimonio que me diste”. Say no more…

Hoy a las ocho y media de la mañana en el sexto piso de Tribunales continúa el debate. En principio debería realizarse una videoconferencia con algún testigo más y posiblemente después los alegatos de los familiares de Julián, en este caso su madre Sandra y César, y también, si así lo consideran, los propios acusados. Será una jornada importante, por lo que volvemos a convocar a la comunidad en general y a las organizaciones sociales y políticas a brindar su apoyo a la familia de Julián para que su asesinato no quede impune. Aunque a  los sectores vinculados a prácticas represivas e intimidatorias les moleste: allí estaremos.

miércoles, 24 de junio de 2015

Aprendiendo a no extrañarte. Homenaje a Marcos Caro

Por Iván Marín, militante del Partido de los Trabajadores Socialista



Por Spoq

El overol y la grasa oscura de la más abyecta explotación, la precarización laboral y con ello la precarización existencial. El temblor sin temor de tu militancia por un mundo sin patrones ni opresores. El temor del temblor de los patrones de este mundo por tu militancia sin precio.

La llama es indistinta al sexo de la chispa que la origina.
La llama viene del carbón, de la mina, de sus obreros que la agitan.
La llama no es roja, verde, azul o amarilla: la llama no tiene color en las clases oprimidas

La llama de la existencia no fenece en la finitud corporal. A exactamente dos años de tu partida qué injusticia sería extrañarte: tu lucha no fue en vano. Claro que no. Los burgueses con sus perros guardianes bien lo saben. En cada pequeña conquista que logramos, en cada pequeño paso que damos por la construcción del partido de la revolución mundial por el que vos militabas, la IV Internacional, allí estás presente junto a un ejército de camaradas que no vinieron a este mundo para ser un número más. CAMARADA Y AMIGO MARCOS CARO: PRESENTE, AHORA Y SIEMPRE!!!

CRIMEN DE ANTILLANCA. Declararon testigos de la Defensa: nada nuevo bajo el sol

Por Iván Marín, militante del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS)

Este es el Tribunal que decidirá si el crimen sigue impune o se
condena a un grupo de los responsables del asesinato de Julián.
Los jueces de izquierda a derecha son: jueces Darío Arguiano,
Adrián Barrios y Marcelo Nieto Di Biase

Como se preveía, la audiencia de ayer no trajo sorpresas en el desarrollo del juicio. Los testigos aportados por la Defensa, la mayoría de ellos efectivos policiales, volvieron a hacer gala de su amnesia selectiva para datos que puedan comprometer a los acusados y gozar de una memoria puntillosa para detalles circunstanciales que buscan poner un halo de sospecha sobre las pruebas más fuertes aportadas por la fiscalía y la querella.

Declararon en su mayoría policías del Comando Radioeléctrico y de la Comisaría Cuarta. Un policía de la comisaría dijo haber visto a Pablo Morales, conductor del auto que arrojó a Julián, en dicha dependencia ese día. Por otra parte, un efectivo del Comando Radioeléctrico dejó en claro que no dejan asentado el horario preciso en que salen los autos del lugar. Pedro González, también efectivo policial, sobre el final de su declaración reconoció haber estado presente en dos audiencias del juicio, cuestión expresamente prohibida. González actualmente se desempeña como seguridad en el edificio de Tribunales y fue uno de los encargados de restringirle el acceso y pedirles DNI a familiares y amigos de Julián Antillanca, como así también miembros de la Comisión contra la Impunidad y demás organizaciones sociales, estudiantiles y políticas que fueron a brindar su apoyo a la familia de Julián.

La Defensa también solicitó la proyección de los videos de la rueda de reconocimiento efectuada en el año 2010 por Jorgelina Domínguez, testigo clave en la causa, que fuera la que presenció el momento en que arrojaron de un patrullero el cuerpo de Julián. La estrategia de los abogados Fabián Gabalachis y Gustavo Castro fue exponer los videos para desacreditar la declaración de la testigo.

Sobre las declaraciones de los testigos de la jornada de ayer, César Antillanca manifestó que “creo fueron los exponentes más fuertes del encubrimiento, que tratan de lavar todo lo que hicieron”. Se presume que los testimonios de la Defensa continuarán hoy y mañana, mientras que el viernes sería el día de los alegatos. Desde ya, seguimos convocando a la comunidad, organizaciones sociales y políticas a las sede de Tribunales a brindar su apoyo a la familia de Julián para que la causa no quede impune. La cita es hoy a las ocho y treinta de la mañana. Allí estaremos. 

lunes, 22 de junio de 2015

CRIMEN DE ANTILLANCA: Balance y resumen de una semana clave

Por Iván Marín, militante del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS)

Cientos y cientos marchando por Julián Antillanca en 2012
La que pasó fue una semana clave en el segundo juicio por el crimen de Julián Antillanca. Los testimonios de amigos que compartieron su última noche con vida, sumado a testigos que presenciaron cuando fuera golpeado por policías primero y luego arrojado por un patrullero, más importantes ratificaciones de peritos científicos, dejaron en una posición comprometida de cara a la sentencia a los cinco policías sentados en el banquillo de los acusados.

La audiencia del lunes fue breve, ya que se debió suspender porque el equipo de audio de la sala ubicada en el sexto piso de Tribunales no registraba las declaraciones de los testigos. Sin embargo, el testimonio de José Luis Santillán, actual comisario de El Maitén, pero que en 2010 era supervisor de servicios de la Regional Trelew de policía fue importante. Santillán confirmó que no recibió ningún comunicado de incidentes desde la Comisaría Cuarta, la noche que asesinaron a Julián. Juan Carlos Ñancufil, policía encargado de turno en la susodicha comisaría en aquel entonces, se mostró reacio a colaborar con las preguntas más importantes que le formularan los abogados, en muchas de las cuales contestaba con un recurrente “no me acuerdo”.


César Antillanca

Podríamos decir que con la audiencia del martes comenzaron los testimonios que marcarán la decisión que tome el Tribunal integrado por los jueces Adrián Barrios, Darío Arguiano y Marcelo Nieto Di Biasse. Ese día prestaron declaración los amigos de Julián que compartieron su última noche en este mundo. En general no hubo contradicciones importantes entre los testigos, quienes reconstruyeron con detalles esas últimas horas: Julián salió a bailar con dos amigos del barrio, luego en el boliche se encontró con otros tantos, cerca de las cuatro y media de la mañana fue expulsado cuando uno de sus amigos revoleó una botella de vidrio desde la terraza de KU a personal policial que golpeaba a pibes. Julián logra ingresar nuevamente al local bailable, y luego desaparece de sus amigos, para volver a encontrarlos cerca de las seis de la mañana. En las afueras del boliche se producen discusiones entre distintos pibes y una parte del grupo de amigos decide emprender el regreso a casa a pie, Julián, por el contrario, avisa que intentará alcanzar a dos amigos que se habían adelantado en búsqueda de un taxi. A partir de ahí nadie supo más de él hasta el otro día cuando les comunican que murió. Brenda Monsalves, una de las chicas del grupo que regresó a pie, se entera por su hermana que cuando ella volvió a su casa vio a un grupo de efectivos policiales golpear a un pibe en la rotonda 5 de Octubre. La defensa a cargo de los abogados Fabián Gabalachis y Gustavo Castro dice encontrar contradicciones entre lo que está testimoniando y lo que dijo en el primer juicio, por lo cual solicita contrastar ambas declaraciones. La fiscalía a cargo de Mirta del Valle Moreno y Verónica Heredia por la querella se oponen argumentando que el anterior testimonio carecía de valor ya que el Superior Tribunal de Justicia declaró nulo dicho juicio. El Tribunal en fallo dividido decide dar lugar al pedido de la defensa, generando el repudio de la querella acusando de bochornosa la resolución. De todas maneras, Heredia señaló que no se encontró la supuesta contradicción citada por la defensa.

El Miércoles Daiana, hermana de Brenda, ratifica haber visto a policías golpear a un joven en la rotonda 5 de Octubre. Daiana dijo mostrarse confundida por la situación al regresar a su casa y los días posteriores, pero finalmente concluye que el pibe en cuestión era Julián, a quien su hermana le había presentado esa misma noche en el boliche. Lo recordó por el color de su vestimenta. Jorgelina Domínguez fue el otro testimonio clave de la jornada. Esa noche había salido a bailar con su amiga Gabriela Bidera, con quien compartieron unos tragos junto Julián en el boliche Místico, que se encontraba a escasos metros de KU. Ello ocurrió alrededor de las cinco de la mañana, posiblemente el momento en que Julián deja de ser visto por su grupo de amigos en KU. Jorgelina dijo que cuando volvían del boliche, en inmediaciones de la calle Patagonia, a escasos metros de Rivadavia, observan un patrullero que se acerca a contramano, por lo que deciden esconderse atrás de un árbol ya que venían haciendo barullo y pensaron que quizás las podían detener. En ese momento el auto se detiene, baja un policía del lado del acompañante, se ubica atrás del auto mirando varios segundos alrededor, llama al conductor, y ambos sacan un cuerpo del vehículo que terminan arrojando al asfalto. El patrullero emprende la huída rápidamente. Ambas se acercan al cuerpo y allí observan que se trata de Julián. Caen en pánico y se van corriendo del lugar. Jorgelina reconoce a Martín Solís como el primer policía que se baja del auto. 

César Corach, perito bioquímico
El jueves César Corach, perito bioquímico, desde Buenos Aires vía Skype, confirma que se encontraron rastros de ADN que podrían ser de Julián. Refiere a dos procedimientos complementarios de análisis de las muestras de sangre. El primero tiene por objeto detectar quiénes son los padres del sujeto en cuestión, es el caso de los cromosomas autosómicos. El segundo registra el linaje paterno, y se conoce como “cromosoma “Y”. En el primero de ellos se encuentran presentes nueve de dieciséis marcadores de perfil coincidentes con la víctima, y en el otro caso el perfil genético del cromosoma “Y” es casi completo. Lo que lo lleva a concluir que “el perfil genético identificatorio podría con cierta razonabilidad corresponder al de la víctima”. César Antillanca, padre de Julián, con posterioridad a la declaración nos dijo que el patrullero del cual se obtienen las muestras recién fue secuestrado dos o tres meses después del asesinato de Julián, por lo cual tuvieron tiempo a higienizarlo y borrar rastros. Luego prestó declaración el comisario inspector Claudio Fernández, encargado de realizar las tareas de peritajes al momento del “hallazgo” del cuerpo de Julián. Su exposición alcanzó la hora y media de duración y dejó como principal conclusión que el cuerpo de Julián fue arrojado en ese lugar, de lo cual se desprende que llegó al mismo sin vida. Es decir, lo asesinaron.

El viernes María Yolanda Reyes, madre de Jorgelina, detalló cómo fue todo el proceso en que su hija decidió prestar testimonio en la causa. Dijo sentirse aterrada por lo que le puede llegar a hacer la policía a su hija y sus nietos. A esta altura del juicio ya no quedan testigos por parte de la acusación, y en principio la defensa presentaría veinte testimonios, la mayoría de ellos policías, que efectuarían sus declaraciones entre el martes y miércoles de esta semana. Hasta el momento hemos visto todo tipo de intento por parte de la defensa en dilatar el normal desarrollo de las audiencias. Lamentablemente esta estrategia contó con la connivencia del Tribunal. Además el Tribunal aceptó el pedido de suspensión de juicio a prueba para Gabriela Bidera, por lo que se caería la acusación que pesa sobre ella dentro de dos años. Otra resolución de los jueces que generó cuestionamientos en la acusación fue la de contrastar testimonios entre el primer juicio que declaró nulo el Superior Tribunal de Justicia y el que se está desarrollando en la actualidad. Sin embargo, estas resoluciones no parecen ser suficientes ante los aportes presentados por el ministerio Público Fiscal y la querella: testigos que vieron cuando golpearon y tiraron el cuerpo de Julián, registros de ADN en muestras de sangre en un patrullero, comprobación que el cuerpo fue arrojado en el lugar. A eso hay que agregarle un sinfín de irregularidades en el procedimiento que acompañó al “hallazgo” del cuerpo y el hecho comprobado de que efectivos de la Comisaría Cuarta la noche del asesinato de Julián reprimieron a diestra y siniestra a pibes que se encontraban en inmediaciones de los boliches, entre los que se destaca la “Causa de los hermanos Aballay”, por la cual fueron condenados policías.

Stencil de la Juventud del PTS en la campaña para que esta
causa no quede impune
Será la lucha de los familiares y amigos de Julián, la diversidad de organizaciones sociales y políticas que venimos luchando en este caso desde hace cinco años y la movilización popular la que logre arrebatarle una condena al Tribunal. Nada ha sido igual en la lucha contra la impunidad policial en Trelew desde que se produjo el asesinato de Julián. Desde aquellas manifestaciones de centenares de personas organizadas por sus familiares y amigos a pocos días del crimen, pasando luego por el acercamiento de César Antillanca a las organizaciones sociales y políticas de la zona –que se produjo el 20 de octubre de 2010, en el acto de repudio por el asesinato de Mariano Ferreyra en manos de la burocracia sindical de la Unión Ferroviaria comandada por José Pedraza-, y las innumerables marchas, que en los primeros años tenía entre sus cantitos característicos, el revulsivo y antisistema: “Atención, atención, no es un policía, es TODA la institución”. La “Causa Antillanca” se convirtió en la causa del pueblo. Una causa que pasó a pertenecerle a todos y cada uno de los luchadores de la zona. En esto tuvo particular importancia el temple y la abnegación de los familiares de Julián, en especial César, que siempre tuvo en claro que para que el crimen de su hijo no quede impune el único camino posible sería el de la movilización popular junto a las organizaciones de lucha. El camino ha sido extenso desde aquel entonces, con infinidad de escollos, pero con la unidad en la diversidad hemos avanzado. Incluso César, con el correr del tiempo, se volvió no solo una referencia en la lucha contra la impunidad policial, sino que ingresó a la militancia partidaria en el campo popular. Sin embargo, esas diferencias políticas en el camino no fueron obstáculos en la lucha, sino que por el contrario la fortalecieron. Es que en una lucha de esta envergadura, con casi cinco años de movilizaciones, de cientos y cientos de personas a veces, otras de unos pocos, pero siempre a pie del cañón, decíamos, en una lucha de esta envergadura no hay lugar para las mezquindades políticas ni el autobombo. La familia de Julián siempre tuvo bien en claro eso. Mañana martes a las ocho y treinta en el sexto piso de Tribunales continúa el juicio. Obviamente llamamos a todas las organizaciones y a la comunidad en general a acercarse a brindar su solidaridad con la familia de Julián para que este caso no quede impune. Allí estaremos.
 
Te dejamos a continuación los links de cada una de las crónicas de la importante semana que pasó:
 
 
LUNES
 
 
MARTES
 
 
MIÉRCOLES
 
 
JUEVES
 
 
VIERNES
 
 
 
 
 
 
 

sábado, 20 de junio de 2015

CRIMEN DE ANTILLANCA: Madre de testigo dijo sentirse aterrada por la policía

Por Iván Marín, militante del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS)


Algunos de los policías en el banquillo de los acusados

Ayer a las nueve de la mañana comenzó la última audiencia de la semana en el segundo juicio por el crimen de Julián Antillanca, por el que se encuentran acusados cinco efectivos policiales. Los cuatro testigos confirmaron testimonios y pruebas clave de las importantes jornadas que se realizaron en los últimos días.

Posiblemente la declaración más importante haya sido la última, la de María Yolanda Reyes, madre Jorgelina Domínguez, la testigo que viera cuando un patrullero arroja el cuerpo de Julián en el asfalto de la calle Patagonia. La testigo comenzó su testimonio recordando que en aquel momento Jorgelina vivía con Gabriela Bidera, ambas con sus respectivos hijos. Esa noche las jóvenes salieron a bailar y María se quedó cuidándole los hijos. Dijo que a la madrugada ambas “llegaron corriendo y con una cara de asustadas bárbaro. Les digo qué pasó, me dicen nada y se fueron a dormir. Al mediodía se levantaron y se miraban entre ellas, hasta que la otra chica se largó a llorar y me cuentan que habían visto que de un patrullero bajaban a Julián, (que yo en ese momento no lo conocía). Y esta otra chica lloraba porque decía que era hija de un comisario, me parece, que ella no podía hablar, que le tenía terror al padre. Así que les digo bueno, está en ustedes decir la verdad".
 

Continúa con el relato y se produce un intercambio con la fiscal Mirta del Valle Romero que refleja el difícil momento por el que tuvieron que pasar integrantes de esta familia. Dijo María: “Pasó el tiempo, y nosotros le habíamos comentado a un amigo nuestro que trabaja en diario El Chubut, y ese amigo se contactó con el padre de Julián y la vinieron a ver a Jorgelina. Yo no sabía si decirle que sí o que no porque era un caso bastante jodido. Finalmente declaró”.

-¿A qué se refiere con jodido?

-Por la policía. Por eso yo tenía miedo. En realidad yo tenía mucho miedo, tenía miedo que la hayan visto a ella, que la quisieran hacer callar. Y ella decidió hablar, así que la dejé.

-¿Ahora sigue teniendo miedo?

-Tengo terror. Trabajo, vivo pensando, pienso en mis nietas…Vivo con miedo

-¿De qué tiene miedo?

-De que me hagan algo a mí hija y a mis nietas

-¿Quiénes?

-La policía. Realmente tengo mucho miedo, yo no vivo en paz. Tuvimos amenazas, a mí una vez me tiraron una moto negra, que no ví si era policía o no. Después nos prendieron fuego un auto en la puerta de casa. Cuando mi hija declaró en cámara Gesell, salió por Internet la declaración de ella. Entonces yo vine acá a fiscalía a hacer la denuncia y preguntar cómo es posible si ella era testigo encubierto (…)

La abogada por la defensa Verónica Heredia le consultó qué le respondieron al respecto, a lo que la testigo contestó: “Hasta ahora no me han dicho nada, pero ya sabe todo el mundo quién es Jorgelina”.

María Yolanda Reyes

El primero en prestar testimonio en la jornada de ayer fue el doctor en Ciencias Naturales del Conicet Néstor Guillermo Basso, quien fue el encargado de analizar muestras de ADN de una botella de Paso de los Toros encontrada en la camioneta que condujo Ezequiel Gajardo cuando alcanzó desde la salida de Ku hasta Michael Jones y Musters a Walter Torres, amigo de Julián. Basso, mediante videoconferencia desde la oficina judicial de Puerto Madryn, señaló que se encontró “perfil genético mixto, es decir que intervenían tres o más individuos, y de esas personas al menos uno resulta de sexo masculino”. Agregó que “no se puede excluir material de perfil genético de la víctima Antillanca”, aunque advirtió que “no había material genético suficiente” para poder hacer un análisis más concluyente y que el perfil genético pudo haberse encontrado por azar. En realidad es parte de la estrategia de la defensa este testimonio, ya que hasta el momento no hay ningún indicio de que Julián haya estado en esa camioneta o bebiendo de esa botella. El doctor finalizó planteando que “este tipo de evidencia debe ser considerada por el Tribunal asociada a otras pruebas para darle un valor considerado. Como única evidencia la considero no concluyente”.

Luego testimonió Lucas Urbano, el pibe al cual indicaron varios testigos que se encontraba esa noche con un cuchillo y que quería pegarle a Bruno Toledo. Lucas ratificó que esa noche tuvo una discusión con un chico, aunque no hizo referencia a Bruno sino a un tal “Mota”, quien lo habría agredido adentro del boliche. Afuera se volvieron a encontrar, discutieron, él sacó un cuchillo, aunque sus amigos se lo quitaron rápidamente, y finalmente no llegaron a trenzarse en golpes de puños. También dijo que con antelación desde la terraza del boliche vio cómo varios policías golpeaban a pibes. Se presume que fue la golpiza a la que hicieron referencia Walter Torres y Lucas Daniel Soria, que con el tiempo se conoció como el “Caso de los hermanos Aballay”. Finalmente Urbano dijo que se retiró en su auto a su casa sin inconvenientes.

El otro testigo en declarar fue el comerciante Ariel Raúl Quinteros, encargado de llevar en una grúa desde Trelew a Rawson el patrullero del cual se tomarían muestras para ser analizadas en Buenos Aires por el perito bioquímico Daniel Corach, y que dieran como resultado que “el perfil genético identificatorio podría con cierta razonabilidad corresponder al de la víctima”. Quinteros recordó que aquel día corría mucho viento y que mientras iba camino a dejar el auto al lugar indicado “vio que se voló el precinto del lado derecho del auto, que se había cargado marcha”. Este testimonio es importante, ya que la defensa puede usar como estrategia este detalle de la falta de precinto para intentar quitarle valor a la declaración de Corach.

El juicio continúa el martes 23 a las ocho y treinta de la mañana. Como lo venimos haciendo en todas las crónicas anteriores, convocamos a  la comunidad en general, trabajadores, estudiantes, organizaciones sociales y políticas se acerquen a la sede de Tribunales a prestar su solidaridad a la familia de Julián para que este caso no quede impune por segunda vez. Allí estaremos

viernes, 19 de junio de 2015

CRIMEN DE ANTILLANCA: Perito bioquímico confirma muestra genética en patrullero que podría ser de Julián

Por Iván Marín, militante del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS)

Por si a alguien le quedaba alguna duda: no fue coma alcohólico, lo asesinaron

A las nueve y veinte de la mañana comenzó la decimoprimera audiencia del segundo juicio por el asesinato de Julián Antillanca, por el cual están siendo juzgados policías de la Comisaría Cuarta. La clave del día estuvo en las declaraciones de peritos científicos que echaron luz sobre cuestiones objetivas que hacen a la causa, como por ejemplo rastros de ADN en un patrullero, que con muchas probabilidades podrían ser de Julián.

Por ausencia de la abogada Verónica Heredia, que se encontraba junto a Nora Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora, en la audiencia por el pedido de habeas corpus que realizó para el día de la fecha en la que pide que funcionarios declaren por la desaparición de su hijo en la última dictadura militar. Entre los citados a declarar se encuentran jefe del Ejército, César Milani y el ministro de Defensa, Agustín Rossi. En su reemplazo estuvo el reconocido abogado Eduardo Hualpa.

El primero en prestar testimonio fue el doctor en Ciencias Biológicas Daniel Corach. Lo realizó mediante una accidentada videoconferencia vía Skype, que se vio malograda en varias oportunidades hasta finalmente se realizó con un teléfono celular que disponía la sala. Amplificaban con equipo de sonido que incluía micrófono, mientras aparecía la imagen del perito en un proyector.

Corach, que se encontraba en la Facultad de Farmacia y Bioquímica, en particular en el Servicio de Huellas Digitales, del cual es director, fue el encargado del estudio de muestras del patrullero que se sospecha utilizaron para arrojar a la calle Patagonia el cuerpo de Julián. El bioquímico expresó que desde el lugar que dirige se han realizado alrededor de trece mil estudios sobre el tema y que ofrecen sus servicios a la Corte Suprema de Justicia de la Nación desde 1993.

El doctor comenzó su exposición relatando que el perito designado por la provincia del Chubut “trae una serie de evidencias, que son en general algunas piezas de vehículo y otros objetos, que son seleccionados en el laboratorio, entre ellos una serie de hisopos que oportunamente fueron tomados de dos vehículos, y se procedió al análisis del material”. Agregó que “la única muestra que arroja algún resultado de interés es la denominada 38 si mal no recuerdo, en la que se encuentran perfiles mezclados atribuibles al menos a dos individuos. Y en esta muestra lo que vemos es que si bien en forma completa no podemos identificar al perfil ni de la víctima ni de ninguno de los sospechosos, podemos ver que hay una gran coincidencia de marcadores entre la víctima y el sospechoso, tanto en marcadores de identificación como en los marcadores de linaje como lo son los marcadores de cromosomas masculinos, el cromosoma Y”.

Explicó para la mayoría de los presentes de qué se trata este tipo de análisis: “A partir de una muestra determinada se obtiene una cantidad de material genético, de ADN, a la que uno le puede hacer diferentes preguntas. Para ello vamos a usar sistemas que ponen de manifiesto marcadores de herencia biparental, que serían marcadores identificatorios. Y si usamos marcadores de cromosomas Y, con otra muestra de lo mismo que hemos obtenido, lograremos información referente al linaje paterno”. Es decir, son dos procedimientos complementarios: uno para certificar quiénes son los padres del sujeto en cuestión, lo que se conoce como marcadores autosómicos, y el otro para identificar el linaje paterno, conocido como “cromosoma Y”.

Describe que para el caso del cromosoma autosómico se encuentran presentes nueve de dieciséis marcadores el perfil coincidente con el de la víctima, y que en el caso del cromosoma “Y” es prácticamente completo. Ello le permite concluir que “el perfil genético identificatorio podría con cierta razonabilidad corresponder al de la víctima”. También pondera que “lamentablemente la calidad de los resultados es tal que no permiten ni permitía en aquel momento hacer una ponderación estadística de los resultados dada la complejidad de los perfiles.

Daniel Corach vía Skype

Uno de los pasajes más interesantes de su exposición fue cuando lo interrogó el abogado defensor Fabián Gabalachis (FG), que obviamente buscaba hacerle decir al bioquímico que era improbable certificar que las muestras perteneciesen a Julián:

-FG: ¿El perfil que usted observó le conlleva a una solución concluyente respecto de la identidad de la víctima?

-DC: Lamentablemente, dadas las características del perfil, no se logra asignar un valor estadístico a la prueba. Lo cual determina que uno debe ser extremadamente cauteloso, si bien lo que evaluamos en los perfiles sería muy razonablemente vinculable con la víctima. Lamentablemente en aquel momento, en el 2011, los sistemas de cálculos disponibles no permitían una aproximación un poco más dura al respecto. Tal vez en este momento uno podría llegar, pero sería replantear nuevamente toda la parte de análisis. Lo cual está fuera de mi decisión. De cualquier manera creo que es una evidencia bastante sólida que sugiere que ese material podría haber provenido de la víctima (…)

-FG: ¿Esta pauta de razonabilidad que usted indica lo podemos traducir en aseverar con certeza de que esto es así o nos alejamos?

-DC: El problema es que la conclusión certera sería realmente el establecimiento de un valor. Plantear un índice de verosimilitud que sea realmente concluyente. El problema que tenemos es que para eso necesitamos tener una información muy clara a partir de los marcadores de herencia biparental, es decir los autosómicos, que son los marcadores que identifican a un individuo. En este caso si bien tenemos nueve de dieciséis marcadores coincidentes exhibiendo idéntico genotipo, existen otros elementos que de alguna forma oscurecen el resultado. Razón por la cual no nos permite hacer una ponderación estadística completa y que sea realmente de peso en la causa. El problema básico es que los niveles de amplificación han sido bajos, que el grado de degradación en la muestra es considerable, y por lo tanto debemos ser muy cautelosos antes de emitir una ponderación que podría llegar a ser incriminante. Básicamente es un indicio que yo considero bastante potente, pero no se los puedo plantear como un valor estadístico definido.

-FG: Corríjame si este razonamiento es equivocado. ¿Esta combinación que usted ha hecho referencia de marcadores autosómicos que son nueve sobre diecisés y conjuntamente con lo que se ha manifestado de los cromosomas sexuales impiden la identificación concreta de un individuo?

-DC: Realmente no. Porque tenemos por un lado el perfil prácticamente completo para todos aquellos marcadores que amplificaron en la evidencia. Eso ya es un indicio que Antillanca víctima, o algún Antillanca de la familia por vía paterna podrían haber estado presentes. Pero si a esto lo combinamos con la información que vemos entre todo ese complejo perfil que tenemos en la evidencia autosómica de la muestra 38 podría reforzar que efectivamente podría haber estado presente. Pero las características técnicas que se logran no nos permite ponderarlo estadísticamente.

Hualpa le consulta cómo sería en la práctica volver a realizar dichos análisis, a lo que el bioquímico responde que “básicamente sería analizar nuevamente desde el punto de vista estadístico todos los resultados. No habría que hacer ningún tipo de análisis experimental adicional, y llevaría un tiempo considerable, un par de meses tal vez".

Respecto del particular el abogado por la querella nos dijo que “lo que quedó claro es que el doctor Corach, que es una eminencia en materia de genética aplicada a la investigación criminal, con los cuidados máximos que se pueden tomar, incluso considerando un margen de error para no incriminar a nadie con pruebas suficientes, dijo que era una prueba de peso, una prueba muy importante el aporte de Antillanca a la muestra que analizaron en la parte posterior del vehículo policial”.

César, el padre de Julián, consultado sobre el procedimiento de secuestro del susodicho patrullero, advirtió que “creo que fue sobre fin de año (2010). Lógicamente este auto había sido deliberadamente higienizado porque como ocurre con el caso de Julián debe ser siempre igual”. Incluso, amplía denunciando que “en este caso también estuvo el aparato de impunidad funcionando porque el primer auto que se presentó como que había estado esa noche trabajando era un auto que estaba fondeado en la Comisaría Seccional Primera de Trelew. Después con una diligencia nueva se certifica  cuál era el auto que esa noche había estado en el Comando Radioeléctrico asignado a la Seccional Cuarta”.

El siguiente testimonio estuvo a cargo del comisario inspector Claudio Fernández, quien se encargo, entre otras cosas, de realizar tareas de peritajes en el lugar donde fue hallado el cuerpo de Julián. De su extensa exposición, quizá lo más importante fue la ratificación de que el cuerpo de Antillanca fue arrojado por alguien, es decir, que llegó ya muerto o inconsciente.

Claudio Fernández, comisario inspector

Finalizaron la audiencia dos bioquímicos que trabajan para criminalística, que fueron los que tomaron las muestras de sangre que luego analizara Corach. Sobre estas declaraciones Hualpa expresó que dijeron que encontraron “una faja de clausura que aparece rota cuando ellos empiezan a trabajar con el auto. La defensa insistió por ese lado con los dos testigos, evidentemente adelantando que van a plantear la invalidez de la prueba de sangre”, aunque ve muy difícil que logren tal cometido. Hoy a las ocho y treinta de la mañana continúa el juicio. Allí estaremos.