sábado, 27 de junio de 2015

CRIMEN DE ANTILLANCA: “La policía tiene la marca del genocidio”, denunció Nora Cortiñas

Por Iván Marín, militante del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS)

Con la presencia de Nora Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo Línea fundadora, se desarrolló ayer la última audiencia con testimonios de testigos en el segundo juicio por el crimen de Julián Antillanca. Sobre el final declararon cuatro de los cincos policías acusados por su asesinato.

 
Nora Cortiñas entre el público que presencia el juicio
 
A las nueve y media de la mañana comenzó el debate con el testimonio de Juan Manuel Muñoz, quien se desempeñaba como seguridad del Shopping la noche del 5 de septiembre de 2010. Muñoz, entre otras cosas, estaba a cargo de los monitores que controlaban las cámaras exteriores e interiores que posee el complejo comercial. Dijo haber visto corridas alrededor de las tres de la mañana y que las mismas fueron filmadas por las cámaras. Luego se utilizarían esas pruebas para condenar a los policías involucrados por apremios ilegales en lo que se conoció como “Causa de los hermanos Aballay”. Consultado si realizó zoom con las cámaras sobre la rotonda 5 de Octubre en horario cercano a las seis de la mañana, respondió negativamente, y además dijo que en ese horario no se encontraba controlando los monitores. Durante su exposición señaló que se solía hacer zoom cuando las cámaras detectaban movimientos en cercanías del Shopping.

Luego declaró Lucas Soto, el joven que fue a bailar al boliche KU con Brenda y Daiana Monsalves. Su interrogatorio estuvo colmado de lagunas ya que, según él mismo reconoció, bebió mucho alcohol esa noche y cuando salió del boliche estaba totalmente ebrio, por lo que Daiana tuvo que llevarlo caminando hasta su casa. Luego de la declaración se proyectaron imágenes del video que tomó la golpiza recibida por los hermanos Aballay aquella noche. La Defensa se opuso a la exhibición de la filmación, pero el Tribunal no le dio lugar. También declaró María Osman, propietaria del boliche Místico sin aportar datos relevantes a la causa.

Como si fuera una definición por penales, la estrategia de la Defensa fue que los acusados que se encontrasen supuestamente más tranquilos o con mayores facilidades expositivas, declarasen primero. Laura Córdoba decidió no hablar. Todos ellos hicieron uso del derecho a no aceptar preguntas por parte del ministerio Público Fiscal ni de la Querella a cargo Mirta del Valle Moreno y Verónica Heredia, respectivamente. 

Martín Solís
Martín Solís abrió la ronda de testimonios de los acusados por homicidio calificado. Intentó mostrarse sereno durante la declaración, usando al respecto como táctica recurrir a anécdotas o detalles intrascendentes para la causa. Sin lugar a dudas, su declaración podría haberse realizado en menos de diez minutos. Cuando finalizó la misma, uno de sus abogados, Fabián Gabalachis, se retiró del debate, quedando Gustavo Castro como único representante de la Defensa.

Carlos Sandoval
El excomisario Carlos Sandoval, a cargo de la Comisaría Cuarta al momento del asesinato de Julián, se caracterizó por deslindarse de todo tipo de responsabilidad en las actuaciones de la causa. Recordemos que Sandoval, a diferencia del resto de los efectivos policiales, es acusado por encubrimiento agravado. Señaló que la condena social sobre el caso es fuerte. Luego le tocó el turno a Jorge Abraham, que se mostró más nervioso que sus precedentes y hablando entre dientes, por lo que se hacía difícil escucharlo. Al igual que Solís, dijo haberse ido de la zona en su auto a las seis de la mañana. A modo de queja y sobre el final, dijo que “hace cinco años que la vienen peleando”.


Jorge Abraham
Pablo Morales fue último en declarar. Comenzó más tranquilo que Sandoval y Abraham, e intentó desestimar las pruebas que se expusieron durante las distintas audiencias del juicio respecto del patrullero que él condujo esa madrugada. Finalizó el testimonio mirando a la cara a César Antillanca y diciéndole que “a mí y a mí familia me condenaron ya socialmente. Nosotros no fuimos. Hoy estamos acá porque queremos saber la verdad, que usted sepa la verdad. A nosotros hoy nos están condenando, a mis hijos que están en la escuela, con esa película (en referencia al documental Un Paisaje de Espanto). Nos nombran con nombre y apellido, nos dicen asesinos. Queremos saber la verdad. Nos están involucrando por una famosa mancha que aparece. En ese lugar había diez mil policías, mucha gente. Yo ayudé igual a llevar el cuerpo, cualquiera pudo haber contaminado. El móvil estaba a cinco metros de donde estaba Julián. O sea, yo quiero saber quién fue, y quiero saber la verdad, sino yo hoy sinceramente no estaría acá. Pero ojalá que sepa usted también la verdad como yo. Si necesita de mí ayuda, que lo ayudemos, pero con una mano en el corazón se lo digo señor. Es injustamente lo que nos están haciendo, ¡¡¡y usted lo sabe, y usted lo sabe!!! (sic). Pero bueno, espero que pueda  llegar a la verdad, como yo también, porque es injusto que hoy estemos sentado acá, señor”.  Es decir, y yendo al grano, acusó a César Antillanca, sin respaldarse en ningún argumento, de montar todo un entramado conspirativo contra los efectivos acusados. También reconoció que las muestras de ADN encontradas en su patrullero efectivamente son de Julián.

Pablo Morales
La incansable Nora Cortiñas se refirió a las razones de su presencia en la audiencia de ayer: “Vine solidarizarme con la familia Antillanca. Desde hace años que estamos las Madres de Línea Fundadora apoyando a esta familia para que se logre justicia”. Agregó que debemos luchar para “terminar de una vez por todas con esta violencia contra los jóvenes que hay en todas las provincias del país, y que se repiten porque hay mucha impunidad”. Consultada si ve continuidades entre las prácticas del aparato represivo del Estado que desapareció a treinta mil compañeros en la última dictadura militar y la actualidad, respondió que: “Sí. El amparo de la Justicia también. Entonces se vuelven a repetir estos hechos porque estos asesinos son rescatados por la Justicia para que sigan delinquiendo. La policía tiene la marca del genocidio”.

Como habíamos anticipado, el viernes 3 de julio se realizarán los alegatos. Se hace imprescindible la utilización de esta semana para realizar una gran convocatoria a la comunidad en general, organizaciones sociales, políticas, estudiantiles, y figuras emblemáticas de la lucha por los derechos humanos, para llegar fortalecidos a esa fecha y demostrarle al Tribunal integrado por los jueces Darío Arguiano, Marcelo Nieto Di Biase y Adrián Barrios que no estamos dispuestos a que esta causa quede por segunda vez impune. A las ocho y treinta de la mañana, entonces, es la cita. Allí estaremos.

viernes, 26 de junio de 2015

CRIMEN DE ANTILLANCA: Tramos finales del juicio. El viernes 3 de julio los alegatos

Por Iván Marín, militante del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS)


El Tribunal que dictará sentencia, integrado por Darío Arguiano,
Adrián Barrios y Marcelo Nieto de Biase
 
A las nueve y veinte de la mañana de ayer comenzó la decimoquinta audiencia del segundo juicio por el asesinato de Julián Antillanca. Tres testigos aportados por la Defensa prestaron declaración, aunque lo más relevante de la jornada fue la confirmación de la fecha de los alegatos para el viernes 3 de julio.

El empleado municipal Héctor Delgado fue el encargado de abrir los testimonios de la jornada. Delgado se desempeñaba como personal de seguridad contratado por el boliche Místico la noche que asesinaron a Julián. En su declaración dijo, entre otras cosas, que alrededor de las seis y seis y veinte de la madrugada observó una gresca entre jóvenes, donde seis o siete personas corrían a un pibe de remera negra. Antes de que esto ocurriera, siempre según su testimonio, vio que Martín Solís, Jorge Abraham y Laura Córdoba se retiraron alrededor de las seis de la mañana, luego de terminar con la prestación del servicio de seguridad por el que fueron contratados. El primero se fue en un Fiat Uno, mientras que los otros dos se retiraron en un Gol amarillo, propiedad de Abraham. Desde ya, se infiere que la estrategia de le defensa es dar a entender que el pibe perseguido podría ser Julián y, además, que los acusados de su asesinato se fueron temprano de la zona. Llamó la atención la confesión de Sandoval respecto de que toda la Comisaría Cuarta tenía su número de celular. Se desprende necesariamente de ello que los unía una relación cotidiana.

El siguiente testimonio estuvo a cargo de Marcelo Chemín, quien pertenecía por aquel entones a la Brigada de Investigaciones. Actualmente es subcomisario de la Comisaría Cuarta. Relató que días posteriores al crimen lo llaman desde dicha comisaría para decirle que una persona quería prestar declaración sobre la causa. Se trataría de un tal Suárez, supuestamente pareja de Jorgelina Domínguez, testigo que viera cuando policías arrojan el cuerpo de Julián. Chemín se tenía que encargar de llevar a este tal Suárez al ministerio Público Fiscal para que preste testimonio, y en el camino le habría dicho que Jorgelina mintió. Sin embargo, no quedó clara esta situación, ya que la defensa no llamó a declarar a Suárez, por lo que la declaración de Chemín no debería tener peso en el fallo del Tribunal.

El último en declarar fue Bruno Toledo, uno de los amigos de Julián que compartió su última noche con vida en el boliche Ku. Bruno fue citado por la Defensa, sin embargo no presentó importantes contradicciones respecto de lo que ya había declarado el resto del grupo de amigos en este juicio. Al respecto podés hacer click acá para leer la coberturaque hicimos de esa audiencia.

Al finalizar las declaraciones de los testigos se reunieron los abogados de la Defensa, el ministerio Público Fiscal, la Querella y el Tribunal para acordar cómo seguirán los últimos días del juicio. Coordinaron continuar mañana con los últimos dos o tres testigos, además posiblemente también tomen la palabra la madre y el padre de Julián y algunos de los acusados. El viernes 3 de julio serían los alegatos, y a partir de ahí hay que contar como máximo cinco días hábiles para la sentencia del Tribunal. Nuevamente, la cita entonces es a las ocho y treinta de la mañana. Llamamos a todas las organizaciones sociales y políticas, y a la comunidad en general a seguir fortaleciendo la solidaridad con la familia de Julián para que su asesinato no quede impune. Allí estaremos.

jueves, 25 de junio de 2015

CRIMEN DE ANTILLANCA: Nervios en la Defensa e intimidación a la prensa de unos de los acusados

Por Iván Marín, militante del Partido de los Trabajadores Socialista (PTS)


Mario Milipil prestando declaración. Atrás, Jorge Abraham
con los abogados de la Defensa
Con casi una hora de retraso, a las nueve y veinticinco de la mañana, comenzó la audiencia de ayer. Fue una jornada que como saldo general no dejó conforme a la Defensa, ya que la mayoría de los testigos que presentaron tuvieron indisimuladas contradicciones o no dijeron lo que se pretendía de ellos, lo cual provocó no solo gestos de nervios entre los acusados, sino también rostros sumidos en la preocupación por parte de los abogados. También se registró un intento de intimidación al autor de estas líneas, y afuera de la audiencia la compañera de César Antillanca le tocó presenciar una situación de mínima sugestiva.

El primer testimonio se efectuó vía teleconferencia y estuvo a cargo de Jorge Daniel Vistoso, actual subcomisario en Comodoro Rivadavia, quien fuera integrante de la Brigada de Investigaciones en las primeras semanas del asesinato de Julián. Durante aproximadamente media hora detalló su labor por aquel entonces. Dijo que redujo la investigación a los amigos de Julián y patovicas de los boliches. Planteó como una de las primeras hipótesis algún grado de responsabilidad de Lucas Urbano en la muerte de Julián. Consultado por la fiscal Mirta del Valle Moreno y la abogada por la querella Verónica Heredia, respondió que no entrevistó a personal policial en el proceso. De su declaración se desprendió sin demasiado esfuerzo que llevó a cabo una investigación paralela de la fiscalía. Sobre el particular, César Antillanca analizó que “estaban llevando adelante diligencias que no habían sido solicitadas por el ministerio Público Fiscal cuando este ya estaba a cargo de la investigación”.

Luego declararon Natalia Casas y Oscar Solís respectivamente. La primera pareja de uno de los acusados, Martín Solís, y el segundo su padre. Natalia dijo estar en relación con Martín desde hace aproximadamente once años. Su testimonio se redujo al momento en que Martín Domínguez Reyes, hermano de la testigo Jorgelina Dóminguez, se encontraba en libertad condicional y a ellos les tocaba hacer las guardias. Por su parte, el padre del acusado dijo que el 5 de septiembre de 2010 su hijo a las seis y veinte de la mañana ya se encontraba en su casa en Rawson. Sobre el final, sin que nadie le preguntase nada, quiso tomar la palabra para decir que entendía la lucha de la familia de Julián, pero que su hijo no tenía nada que ver. Sin embargo, fue interrumpido por el Tribunal a pedido de fiscalía, y cuando se retiró le guiñó el ojo a Martín. Nuevamente César Antillanca, se refirió a esta situación del debate, y nos dijo que “tenemos que recordarle al papá de Martín Solís que él viene a reclamar por la altura moral de su hijo, pero que precisamente su hijo está condenado en el “Caso de los hermanos Aballay por vejaciones, además de todos los maltratos”.

Rafael Francisco Williams, en aquel entonces policía integrante de la Brigada de Investigaciones en nuestra ciudad, y desde 2011 empleado del ministerio Público Fiscal, fue el siguiente testigo. Se le consultó por las diligencias que efectuó junto a Vistoso, aunque para disgusto de la Defensa y de los acusados no recordó la mayor parte de las preguntas que le realizaron, por lo que se cayó la estrategia de querer vincular a Urbano en la muerte de Julián. Esta situación cambió el humor de los abogados Fabián Gabalachis y Gustavo Castro, quienes a partir de entonces profundizaron el fruncimiento de cejas que ya les había provocado algunas contradicciones de Vistoso. Cuando se retira Williams pasa delante de donde se encontraban sentados los acusados. En ese instante Jorge Abraham busca cómplice el rostro del comisario Carlos Sandoval y se ríe en una combinación de gesto irónico y nervioso, mostrándose disgustado con el testimonio. En ese preciso momento Abraham da vuelta la vista y observa que quien escribe estas líneas se había percatado del gesto. Ante esta situación, me mira fijo y me dice: “¿Qué mirás vos?”, obviamente en claro tono intimidante, sin sacar sus ojos de los míos, y esperando que yo baje la vista, cosa que no hice. Volvió su cabeza nerviosa hacia otro lugar, y luego se alejó del sitio para sentarse junto a sus abogados.

Mario Milipil, una especie de pseudorollinga cobani treintañero fue el próximo testigo. Milipil se desempeña actualmente en la Brigada de Investigaciones, seguramente valiéndose de su flequillo buchón para internarse en las barriadas y levantar pibes y pibas que se toman una birra o un vino en la esquina, mientras los grandes narcos en connivencia con el podrido y mafioso aparato policial hacen de las suyas. En 2010 efectuaba tareas en el Comando Radioeléctrico. En tono desfachatado y al mejor “estilo Paolo” respondió preguntas, mostrándose algo nervioso, pero sin llegar a ser una declaración clave para la Defensa ni para la Acusación.

Luego de dos testimonios irrelevantes, prestó declaración Valeria Zabala, oficial de guardia de la Comisaría Cuarta la madrugada que asesinaron a Julián. Fue quizá la única testigo que presentó la Defensa ayer que tuvo una actuación más o menos acorde a lo que se esperaba según los intereses de los acusados. Sin embargo, su testimonio no estuvo exento de contradicciones. Al respecto, César Antillanca advirtió que “creo que hoy queda acreditado que no son fiables los libros de la Seccional Cuarta y del Comando Radioeléctrico, dado que la testigo Zabala recibe un turno con una determinada cantidad de elementos en la comisaría y no los agrega a la lista de las cosas que hay en la comisaría. Y este dato tiene que ver sobre todo con el Caso de los hermanos Aballay, porque precisamente lo que no anota son las municiones, que seguramente ya habían sido utilizadas sobre todo contra los hermanos Aballay. Por eso es que queda muy claro de que esta testigo no está diciendo la verdad”.


Valeria Zabala

“Yo no pago más”, (a buen entendedor, pocas palabras)

Pocos minutos después de finalizado el debate, Natalia Martínez, quien había estado presente en el mismo como parte del público a partir de que es compañera de César Antillanca, fue testigo de una situación que merece ser conocida. Nos dice Natalía:

Salía del debate del juicio de Antillanca, estaba parada en la calle 9 de Julio y Rivadavia, en la esquina del banco por encender un cigarrillo, cuando reconozco la voz de la última testigo del debate, que es Zabala, que le comenta a su compañero de trabajo que estaba haciendo adicionales en el banco lo que había sido el juicio, que había sido muy complicado, que la fiscal era una vigilante, que estaba defendiendo a los delincuentes. Y en medio de todo ese bullicio que estaba hablando, se acerca un auto Megane azul con vidrios polarizados y matrícula HNY 530, que era un auto de un privado pero conducido por un policía con el vidrio bajo del acompañante, y le pregunta: “¿y, qué tal?” Ella vuelve a repetir lo mismo, que estuvo rejodido, que la fiscal la complicó, la mareó. Y él dice, “yo no pago más”. Se ríen los tres. Y dice: “aparte Solís me manda un mensaje de texto y me dice sos una masa en el testimonio que me diste”. Say no more…

Hoy a las ocho y media de la mañana en el sexto piso de Tribunales continúa el debate. En principio debería realizarse una videoconferencia con algún testigo más y posiblemente después los alegatos de los familiares de Julián, en este caso su madre Sandra y César, y también, si así lo consideran, los propios acusados. Será una jornada importante, por lo que volvemos a convocar a la comunidad en general y a las organizaciones sociales y políticas a brindar su apoyo a la familia de Julián para que su asesinato no quede impune. Aunque a  los sectores vinculados a prácticas represivas e intimidatorias les moleste: allí estaremos.

miércoles, 24 de junio de 2015

Aprendiendo a no extrañarte. Homenaje a Marcos Caro

Por Iván Marín, militante del Partido de los Trabajadores Socialista



Por Spoq

El overol y la grasa oscura de la más abyecta explotación, la precarización laboral y con ello la precarización existencial. El temblor sin temor de tu militancia por un mundo sin patrones ni opresores. El temor del temblor de los patrones de este mundo por tu militancia sin precio.

La llama es indistinta al sexo de la chispa que la origina.
La llama viene del carbón, de la mina, de sus obreros que la agitan.
La llama no es roja, verde, azul o amarilla: la llama no tiene color en las clases oprimidas

La llama de la existencia no fenece en la finitud corporal. A exactamente dos años de tu partida qué injusticia sería extrañarte: tu lucha no fue en vano. Claro que no. Los burgueses con sus perros guardianes bien lo saben. En cada pequeña conquista que logramos, en cada pequeño paso que damos por la construcción del partido de la revolución mundial por el que vos militabas, la IV Internacional, allí estás presente junto a un ejército de camaradas que no vinieron a este mundo para ser un número más. CAMARADA Y AMIGO MARCOS CARO: PRESENTE, AHORA Y SIEMPRE!!!

CRIMEN DE ANTILLANCA. Declararon testigos de la Defensa: nada nuevo bajo el sol

Por Iván Marín, militante del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS)

Este es el Tribunal que decidirá si el crimen sigue impune o se
condena a un grupo de los responsables del asesinato de Julián.
Los jueces de izquierda a derecha son: jueces Darío Arguiano,
Adrián Barrios y Marcelo Nieto Di Biase

Como se preveía, la audiencia de ayer no trajo sorpresas en el desarrollo del juicio. Los testigos aportados por la Defensa, la mayoría de ellos efectivos policiales, volvieron a hacer gala de su amnesia selectiva para datos que puedan comprometer a los acusados y gozar de una memoria puntillosa para detalles circunstanciales que buscan poner un halo de sospecha sobre las pruebas más fuertes aportadas por la fiscalía y la querella.

Declararon en su mayoría policías del Comando Radioeléctrico y de la Comisaría Cuarta. Un policía de la comisaría dijo haber visto a Pablo Morales, conductor del auto que arrojó a Julián, en dicha dependencia ese día. Por otra parte, un efectivo del Comando Radioeléctrico dejó en claro que no dejan asentado el horario preciso en que salen los autos del lugar. Pedro González, también efectivo policial, sobre el final de su declaración reconoció haber estado presente en dos audiencias del juicio, cuestión expresamente prohibida. González actualmente se desempeña como seguridad en el edificio de Tribunales y fue uno de los encargados de restringirle el acceso y pedirles DNI a familiares y amigos de Julián Antillanca, como así también miembros de la Comisión contra la Impunidad y demás organizaciones sociales, estudiantiles y políticas que fueron a brindar su apoyo a la familia de Julián.

La Defensa también solicitó la proyección de los videos de la rueda de reconocimiento efectuada en el año 2010 por Jorgelina Domínguez, testigo clave en la causa, que fuera la que presenció el momento en que arrojaron de un patrullero el cuerpo de Julián. La estrategia de los abogados Fabián Gabalachis y Gustavo Castro fue exponer los videos para desacreditar la declaración de la testigo.

Sobre las declaraciones de los testigos de la jornada de ayer, César Antillanca manifestó que “creo fueron los exponentes más fuertes del encubrimiento, que tratan de lavar todo lo que hicieron”. Se presume que los testimonios de la Defensa continuarán hoy y mañana, mientras que el viernes sería el día de los alegatos. Desde ya, seguimos convocando a la comunidad, organizaciones sociales y políticas a las sede de Tribunales a brindar su apoyo a la familia de Julián para que la causa no quede impune. La cita es hoy a las ocho y treinta de la mañana. Allí estaremos. 

lunes, 22 de junio de 2015

CRIMEN DE ANTILLANCA: Balance y resumen de una semana clave

Por Iván Marín, militante del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS)

Cientos y cientos marchando por Julián Antillanca en 2012
La que pasó fue una semana clave en el segundo juicio por el crimen de Julián Antillanca. Los testimonios de amigos que compartieron su última noche con vida, sumado a testigos que presenciaron cuando fuera golpeado por policías primero y luego arrojado por un patrullero, más importantes ratificaciones de peritos científicos, dejaron en una posición comprometida de cara a la sentencia a los cinco policías sentados en el banquillo de los acusados.

La audiencia del lunes fue breve, ya que se debió suspender porque el equipo de audio de la sala ubicada en el sexto piso de Tribunales no registraba las declaraciones de los testigos. Sin embargo, el testimonio de José Luis Santillán, actual comisario de El Maitén, pero que en 2010 era supervisor de servicios de la Regional Trelew de policía fue importante. Santillán confirmó que no recibió ningún comunicado de incidentes desde la Comisaría Cuarta, la noche que asesinaron a Julián. Juan Carlos Ñancufil, policía encargado de turno en la susodicha comisaría en aquel entonces, se mostró reacio a colaborar con las preguntas más importantes que le formularan los abogados, en muchas de las cuales contestaba con un recurrente “no me acuerdo”.


César Antillanca

Podríamos decir que con la audiencia del martes comenzaron los testimonios que marcarán la decisión que tome el Tribunal integrado por los jueces Adrián Barrios, Darío Arguiano y Marcelo Nieto Di Biasse. Ese día prestaron declaración los amigos de Julián que compartieron su última noche en este mundo. En general no hubo contradicciones importantes entre los testigos, quienes reconstruyeron con detalles esas últimas horas: Julián salió a bailar con dos amigos del barrio, luego en el boliche se encontró con otros tantos, cerca de las cuatro y media de la mañana fue expulsado cuando uno de sus amigos revoleó una botella de vidrio desde la terraza de KU a personal policial que golpeaba a pibes. Julián logra ingresar nuevamente al local bailable, y luego desaparece de sus amigos, para volver a encontrarlos cerca de las seis de la mañana. En las afueras del boliche se producen discusiones entre distintos pibes y una parte del grupo de amigos decide emprender el regreso a casa a pie, Julián, por el contrario, avisa que intentará alcanzar a dos amigos que se habían adelantado en búsqueda de un taxi. A partir de ahí nadie supo más de él hasta el otro día cuando les comunican que murió. Brenda Monsalves, una de las chicas del grupo que regresó a pie, se entera por su hermana que cuando ella volvió a su casa vio a un grupo de efectivos policiales golpear a un pibe en la rotonda 5 de Octubre. La defensa a cargo de los abogados Fabián Gabalachis y Gustavo Castro dice encontrar contradicciones entre lo que está testimoniando y lo que dijo en el primer juicio, por lo cual solicita contrastar ambas declaraciones. La fiscalía a cargo de Mirta del Valle Moreno y Verónica Heredia por la querella se oponen argumentando que el anterior testimonio carecía de valor ya que el Superior Tribunal de Justicia declaró nulo dicho juicio. El Tribunal en fallo dividido decide dar lugar al pedido de la defensa, generando el repudio de la querella acusando de bochornosa la resolución. De todas maneras, Heredia señaló que no se encontró la supuesta contradicción citada por la defensa.

El Miércoles Daiana, hermana de Brenda, ratifica haber visto a policías golpear a un joven en la rotonda 5 de Octubre. Daiana dijo mostrarse confundida por la situación al regresar a su casa y los días posteriores, pero finalmente concluye que el pibe en cuestión era Julián, a quien su hermana le había presentado esa misma noche en el boliche. Lo recordó por el color de su vestimenta. Jorgelina Domínguez fue el otro testimonio clave de la jornada. Esa noche había salido a bailar con su amiga Gabriela Bidera, con quien compartieron unos tragos junto Julián en el boliche Místico, que se encontraba a escasos metros de KU. Ello ocurrió alrededor de las cinco de la mañana, posiblemente el momento en que Julián deja de ser visto por su grupo de amigos en KU. Jorgelina dijo que cuando volvían del boliche, en inmediaciones de la calle Patagonia, a escasos metros de Rivadavia, observan un patrullero que se acerca a contramano, por lo que deciden esconderse atrás de un árbol ya que venían haciendo barullo y pensaron que quizás las podían detener. En ese momento el auto se detiene, baja un policía del lado del acompañante, se ubica atrás del auto mirando varios segundos alrededor, llama al conductor, y ambos sacan un cuerpo del vehículo que terminan arrojando al asfalto. El patrullero emprende la huída rápidamente. Ambas se acercan al cuerpo y allí observan que se trata de Julián. Caen en pánico y se van corriendo del lugar. Jorgelina reconoce a Martín Solís como el primer policía que se baja del auto. 

César Corach, perito bioquímico
El jueves César Corach, perito bioquímico, desde Buenos Aires vía Skype, confirma que se encontraron rastros de ADN que podrían ser de Julián. Refiere a dos procedimientos complementarios de análisis de las muestras de sangre. El primero tiene por objeto detectar quiénes son los padres del sujeto en cuestión, es el caso de los cromosomas autosómicos. El segundo registra el linaje paterno, y se conoce como “cromosoma “Y”. En el primero de ellos se encuentran presentes nueve de dieciséis marcadores de perfil coincidentes con la víctima, y en el otro caso el perfil genético del cromosoma “Y” es casi completo. Lo que lo lleva a concluir que “el perfil genético identificatorio podría con cierta razonabilidad corresponder al de la víctima”. César Antillanca, padre de Julián, con posterioridad a la declaración nos dijo que el patrullero del cual se obtienen las muestras recién fue secuestrado dos o tres meses después del asesinato de Julián, por lo cual tuvieron tiempo a higienizarlo y borrar rastros. Luego prestó declaración el comisario inspector Claudio Fernández, encargado de realizar las tareas de peritajes al momento del “hallazgo” del cuerpo de Julián. Su exposición alcanzó la hora y media de duración y dejó como principal conclusión que el cuerpo de Julián fue arrojado en ese lugar, de lo cual se desprende que llegó al mismo sin vida. Es decir, lo asesinaron.

El viernes María Yolanda Reyes, madre de Jorgelina, detalló cómo fue todo el proceso en que su hija decidió prestar testimonio en la causa. Dijo sentirse aterrada por lo que le puede llegar a hacer la policía a su hija y sus nietos. A esta altura del juicio ya no quedan testigos por parte de la acusación, y en principio la defensa presentaría veinte testimonios, la mayoría de ellos policías, que efectuarían sus declaraciones entre el martes y miércoles de esta semana. Hasta el momento hemos visto todo tipo de intento por parte de la defensa en dilatar el normal desarrollo de las audiencias. Lamentablemente esta estrategia contó con la connivencia del Tribunal. Además el Tribunal aceptó el pedido de suspensión de juicio a prueba para Gabriela Bidera, por lo que se caería la acusación que pesa sobre ella dentro de dos años. Otra resolución de los jueces que generó cuestionamientos en la acusación fue la de contrastar testimonios entre el primer juicio que declaró nulo el Superior Tribunal de Justicia y el que se está desarrollando en la actualidad. Sin embargo, estas resoluciones no parecen ser suficientes ante los aportes presentados por el ministerio Público Fiscal y la querella: testigos que vieron cuando golpearon y tiraron el cuerpo de Julián, registros de ADN en muestras de sangre en un patrullero, comprobación que el cuerpo fue arrojado en el lugar. A eso hay que agregarle un sinfín de irregularidades en el procedimiento que acompañó al “hallazgo” del cuerpo y el hecho comprobado de que efectivos de la Comisaría Cuarta la noche del asesinato de Julián reprimieron a diestra y siniestra a pibes que se encontraban en inmediaciones de los boliches, entre los que se destaca la “Causa de los hermanos Aballay”, por la cual fueron condenados policías.

Stencil de la Juventud del PTS en la campaña para que esta
causa no quede impune
Será la lucha de los familiares y amigos de Julián, la diversidad de organizaciones sociales y políticas que venimos luchando en este caso desde hace cinco años y la movilización popular la que logre arrebatarle una condena al Tribunal. Nada ha sido igual en la lucha contra la impunidad policial en Trelew desde que se produjo el asesinato de Julián. Desde aquellas manifestaciones de centenares de personas organizadas por sus familiares y amigos a pocos días del crimen, pasando luego por el acercamiento de César Antillanca a las organizaciones sociales y políticas de la zona –que se produjo el 20 de octubre de 2010, en el acto de repudio por el asesinato de Mariano Ferreyra en manos de la burocracia sindical de la Unión Ferroviaria comandada por José Pedraza-, y las innumerables marchas, que en los primeros años tenía entre sus cantitos característicos, el revulsivo y antisistema: “Atención, atención, no es un policía, es TODA la institución”. La “Causa Antillanca” se convirtió en la causa del pueblo. Una causa que pasó a pertenecerle a todos y cada uno de los luchadores de la zona. En esto tuvo particular importancia el temple y la abnegación de los familiares de Julián, en especial César, que siempre tuvo en claro que para que el crimen de su hijo no quede impune el único camino posible sería el de la movilización popular junto a las organizaciones de lucha. El camino ha sido extenso desde aquel entonces, con infinidad de escollos, pero con la unidad en la diversidad hemos avanzado. Incluso César, con el correr del tiempo, se volvió no solo una referencia en la lucha contra la impunidad policial, sino que ingresó a la militancia partidaria en el campo popular. Sin embargo, esas diferencias políticas en el camino no fueron obstáculos en la lucha, sino que por el contrario la fortalecieron. Es que en una lucha de esta envergadura, con casi cinco años de movilizaciones, de cientos y cientos de personas a veces, otras de unos pocos, pero siempre a pie del cañón, decíamos, en una lucha de esta envergadura no hay lugar para las mezquindades políticas ni el autobombo. La familia de Julián siempre tuvo bien en claro eso. Mañana martes a las ocho y treinta en el sexto piso de Tribunales continúa el juicio. Obviamente llamamos a todas las organizaciones y a la comunidad en general a acercarse a brindar su solidaridad con la familia de Julián para que este caso no quede impune. Allí estaremos.
 
Te dejamos a continuación los links de cada una de las crónicas de la importante semana que pasó:
 
 
LUNES
 
 
MARTES
 
 
MIÉRCOLES
 
 
JUEVES
 
 
VIERNES
 
 
 
 
 
 
 

sábado, 20 de junio de 2015

CRIMEN DE ANTILLANCA: Madre de testigo dijo sentirse aterrada por la policía

Por Iván Marín, militante del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS)


Algunos de los policías en el banquillo de los acusados

Ayer a las nueve de la mañana comenzó la última audiencia de la semana en el segundo juicio por el crimen de Julián Antillanca, por el que se encuentran acusados cinco efectivos policiales. Los cuatro testigos confirmaron testimonios y pruebas clave de las importantes jornadas que se realizaron en los últimos días.

Posiblemente la declaración más importante haya sido la última, la de María Yolanda Reyes, madre Jorgelina Domínguez, la testigo que viera cuando un patrullero arroja el cuerpo de Julián en el asfalto de la calle Patagonia. La testigo comenzó su testimonio recordando que en aquel momento Jorgelina vivía con Gabriela Bidera, ambas con sus respectivos hijos. Esa noche las jóvenes salieron a bailar y María se quedó cuidándole los hijos. Dijo que a la madrugada ambas “llegaron corriendo y con una cara de asustadas bárbaro. Les digo qué pasó, me dicen nada y se fueron a dormir. Al mediodía se levantaron y se miraban entre ellas, hasta que la otra chica se largó a llorar y me cuentan que habían visto que de un patrullero bajaban a Julián, (que yo en ese momento no lo conocía). Y esta otra chica lloraba porque decía que era hija de un comisario, me parece, que ella no podía hablar, que le tenía terror al padre. Así que les digo bueno, está en ustedes decir la verdad".
 

Continúa con el relato y se produce un intercambio con la fiscal Mirta del Valle Romero que refleja el difícil momento por el que tuvieron que pasar integrantes de esta familia. Dijo María: “Pasó el tiempo, y nosotros le habíamos comentado a un amigo nuestro que trabaja en diario El Chubut, y ese amigo se contactó con el padre de Julián y la vinieron a ver a Jorgelina. Yo no sabía si decirle que sí o que no porque era un caso bastante jodido. Finalmente declaró”.

-¿A qué se refiere con jodido?

-Por la policía. Por eso yo tenía miedo. En realidad yo tenía mucho miedo, tenía miedo que la hayan visto a ella, que la quisieran hacer callar. Y ella decidió hablar, así que la dejé.

-¿Ahora sigue teniendo miedo?

-Tengo terror. Trabajo, vivo pensando, pienso en mis nietas…Vivo con miedo

-¿De qué tiene miedo?

-De que me hagan algo a mí hija y a mis nietas

-¿Quiénes?

-La policía. Realmente tengo mucho miedo, yo no vivo en paz. Tuvimos amenazas, a mí una vez me tiraron una moto negra, que no ví si era policía o no. Después nos prendieron fuego un auto en la puerta de casa. Cuando mi hija declaró en cámara Gesell, salió por Internet la declaración de ella. Entonces yo vine acá a fiscalía a hacer la denuncia y preguntar cómo es posible si ella era testigo encubierto (…)

La abogada por la defensa Verónica Heredia le consultó qué le respondieron al respecto, a lo que la testigo contestó: “Hasta ahora no me han dicho nada, pero ya sabe todo el mundo quién es Jorgelina”.

María Yolanda Reyes

El primero en prestar testimonio en la jornada de ayer fue el doctor en Ciencias Naturales del Conicet Néstor Guillermo Basso, quien fue el encargado de analizar muestras de ADN de una botella de Paso de los Toros encontrada en la camioneta que condujo Ezequiel Gajardo cuando alcanzó desde la salida de Ku hasta Michael Jones y Musters a Walter Torres, amigo de Julián. Basso, mediante videoconferencia desde la oficina judicial de Puerto Madryn, señaló que se encontró “perfil genético mixto, es decir que intervenían tres o más individuos, y de esas personas al menos uno resulta de sexo masculino”. Agregó que “no se puede excluir material de perfil genético de la víctima Antillanca”, aunque advirtió que “no había material genético suficiente” para poder hacer un análisis más concluyente y que el perfil genético pudo haberse encontrado por azar. En realidad es parte de la estrategia de la defensa este testimonio, ya que hasta el momento no hay ningún indicio de que Julián haya estado en esa camioneta o bebiendo de esa botella. El doctor finalizó planteando que “este tipo de evidencia debe ser considerada por el Tribunal asociada a otras pruebas para darle un valor considerado. Como única evidencia la considero no concluyente”.

Luego testimonió Lucas Urbano, el pibe al cual indicaron varios testigos que se encontraba esa noche con un cuchillo y que quería pegarle a Bruno Toledo. Lucas ratificó que esa noche tuvo una discusión con un chico, aunque no hizo referencia a Bruno sino a un tal “Mota”, quien lo habría agredido adentro del boliche. Afuera se volvieron a encontrar, discutieron, él sacó un cuchillo, aunque sus amigos se lo quitaron rápidamente, y finalmente no llegaron a trenzarse en golpes de puños. También dijo que con antelación desde la terraza del boliche vio cómo varios policías golpeaban a pibes. Se presume que fue la golpiza a la que hicieron referencia Walter Torres y Lucas Daniel Soria, que con el tiempo se conoció como el “Caso de los hermanos Aballay”. Finalmente Urbano dijo que se retiró en su auto a su casa sin inconvenientes.

El otro testigo en declarar fue el comerciante Ariel Raúl Quinteros, encargado de llevar en una grúa desde Trelew a Rawson el patrullero del cual se tomarían muestras para ser analizadas en Buenos Aires por el perito bioquímico Daniel Corach, y que dieran como resultado que “el perfil genético identificatorio podría con cierta razonabilidad corresponder al de la víctima”. Quinteros recordó que aquel día corría mucho viento y que mientras iba camino a dejar el auto al lugar indicado “vio que se voló el precinto del lado derecho del auto, que se había cargado marcha”. Este testimonio es importante, ya que la defensa puede usar como estrategia este detalle de la falta de precinto para intentar quitarle valor a la declaración de Corach.

El juicio continúa el martes 23 a las ocho y treinta de la mañana. Como lo venimos haciendo en todas las crónicas anteriores, convocamos a  la comunidad en general, trabajadores, estudiantes, organizaciones sociales y políticas se acerquen a la sede de Tribunales a prestar su solidaridad a la familia de Julián para que este caso no quede impune por segunda vez. Allí estaremos

viernes, 19 de junio de 2015

CRIMEN DE ANTILLANCA: Perito bioquímico confirma muestra genética en patrullero que podría ser de Julián

Por Iván Marín, militante del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS)

Por si a alguien le quedaba alguna duda: no fue coma alcohólico, lo asesinaron

A las nueve y veinte de la mañana comenzó la decimoprimera audiencia del segundo juicio por el asesinato de Julián Antillanca, por el cual están siendo juzgados policías de la Comisaría Cuarta. La clave del día estuvo en las declaraciones de peritos científicos que echaron luz sobre cuestiones objetivas que hacen a la causa, como por ejemplo rastros de ADN en un patrullero, que con muchas probabilidades podrían ser de Julián.

Por ausencia de la abogada Verónica Heredia, que se encontraba junto a Nora Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora, en la audiencia por el pedido de habeas corpus que realizó para el día de la fecha en la que pide que funcionarios declaren por la desaparición de su hijo en la última dictadura militar. Entre los citados a declarar se encuentran jefe del Ejército, César Milani y el ministro de Defensa, Agustín Rossi. En su reemplazo estuvo el reconocido abogado Eduardo Hualpa.

El primero en prestar testimonio fue el doctor en Ciencias Biológicas Daniel Corach. Lo realizó mediante una accidentada videoconferencia vía Skype, que se vio malograda en varias oportunidades hasta finalmente se realizó con un teléfono celular que disponía la sala. Amplificaban con equipo de sonido que incluía micrófono, mientras aparecía la imagen del perito en un proyector.

Corach, que se encontraba en la Facultad de Farmacia y Bioquímica, en particular en el Servicio de Huellas Digitales, del cual es director, fue el encargado del estudio de muestras del patrullero que se sospecha utilizaron para arrojar a la calle Patagonia el cuerpo de Julián. El bioquímico expresó que desde el lugar que dirige se han realizado alrededor de trece mil estudios sobre el tema y que ofrecen sus servicios a la Corte Suprema de Justicia de la Nación desde 1993.

El doctor comenzó su exposición relatando que el perito designado por la provincia del Chubut “trae una serie de evidencias, que son en general algunas piezas de vehículo y otros objetos, que son seleccionados en el laboratorio, entre ellos una serie de hisopos que oportunamente fueron tomados de dos vehículos, y se procedió al análisis del material”. Agregó que “la única muestra que arroja algún resultado de interés es la denominada 38 si mal no recuerdo, en la que se encuentran perfiles mezclados atribuibles al menos a dos individuos. Y en esta muestra lo que vemos es que si bien en forma completa no podemos identificar al perfil ni de la víctima ni de ninguno de los sospechosos, podemos ver que hay una gran coincidencia de marcadores entre la víctima y el sospechoso, tanto en marcadores de identificación como en los marcadores de linaje como lo son los marcadores de cromosomas masculinos, el cromosoma Y”.

Explicó para la mayoría de los presentes de qué se trata este tipo de análisis: “A partir de una muestra determinada se obtiene una cantidad de material genético, de ADN, a la que uno le puede hacer diferentes preguntas. Para ello vamos a usar sistemas que ponen de manifiesto marcadores de herencia biparental, que serían marcadores identificatorios. Y si usamos marcadores de cromosomas Y, con otra muestra de lo mismo que hemos obtenido, lograremos información referente al linaje paterno”. Es decir, son dos procedimientos complementarios: uno para certificar quiénes son los padres del sujeto en cuestión, lo que se conoce como marcadores autosómicos, y el otro para identificar el linaje paterno, conocido como “cromosoma Y”.

Describe que para el caso del cromosoma autosómico se encuentran presentes nueve de dieciséis marcadores el perfil coincidente con el de la víctima, y que en el caso del cromosoma “Y” es prácticamente completo. Ello le permite concluir que “el perfil genético identificatorio podría con cierta razonabilidad corresponder al de la víctima”. También pondera que “lamentablemente la calidad de los resultados es tal que no permiten ni permitía en aquel momento hacer una ponderación estadística de los resultados dada la complejidad de los perfiles.

Daniel Corach vía Skype

Uno de los pasajes más interesantes de su exposición fue cuando lo interrogó el abogado defensor Fabián Gabalachis (FG), que obviamente buscaba hacerle decir al bioquímico que era improbable certificar que las muestras perteneciesen a Julián:

-FG: ¿El perfil que usted observó le conlleva a una solución concluyente respecto de la identidad de la víctima?

-DC: Lamentablemente, dadas las características del perfil, no se logra asignar un valor estadístico a la prueba. Lo cual determina que uno debe ser extremadamente cauteloso, si bien lo que evaluamos en los perfiles sería muy razonablemente vinculable con la víctima. Lamentablemente en aquel momento, en el 2011, los sistemas de cálculos disponibles no permitían una aproximación un poco más dura al respecto. Tal vez en este momento uno podría llegar, pero sería replantear nuevamente toda la parte de análisis. Lo cual está fuera de mi decisión. De cualquier manera creo que es una evidencia bastante sólida que sugiere que ese material podría haber provenido de la víctima (…)

-FG: ¿Esta pauta de razonabilidad que usted indica lo podemos traducir en aseverar con certeza de que esto es así o nos alejamos?

-DC: El problema es que la conclusión certera sería realmente el establecimiento de un valor. Plantear un índice de verosimilitud que sea realmente concluyente. El problema que tenemos es que para eso necesitamos tener una información muy clara a partir de los marcadores de herencia biparental, es decir los autosómicos, que son los marcadores que identifican a un individuo. En este caso si bien tenemos nueve de dieciséis marcadores coincidentes exhibiendo idéntico genotipo, existen otros elementos que de alguna forma oscurecen el resultado. Razón por la cual no nos permite hacer una ponderación estadística completa y que sea realmente de peso en la causa. El problema básico es que los niveles de amplificación han sido bajos, que el grado de degradación en la muestra es considerable, y por lo tanto debemos ser muy cautelosos antes de emitir una ponderación que podría llegar a ser incriminante. Básicamente es un indicio que yo considero bastante potente, pero no se los puedo plantear como un valor estadístico definido.

-FG: Corríjame si este razonamiento es equivocado. ¿Esta combinación que usted ha hecho referencia de marcadores autosómicos que son nueve sobre diecisés y conjuntamente con lo que se ha manifestado de los cromosomas sexuales impiden la identificación concreta de un individuo?

-DC: Realmente no. Porque tenemos por un lado el perfil prácticamente completo para todos aquellos marcadores que amplificaron en la evidencia. Eso ya es un indicio que Antillanca víctima, o algún Antillanca de la familia por vía paterna podrían haber estado presentes. Pero si a esto lo combinamos con la información que vemos entre todo ese complejo perfil que tenemos en la evidencia autosómica de la muestra 38 podría reforzar que efectivamente podría haber estado presente. Pero las características técnicas que se logran no nos permite ponderarlo estadísticamente.

Hualpa le consulta cómo sería en la práctica volver a realizar dichos análisis, a lo que el bioquímico responde que “básicamente sería analizar nuevamente desde el punto de vista estadístico todos los resultados. No habría que hacer ningún tipo de análisis experimental adicional, y llevaría un tiempo considerable, un par de meses tal vez".

Respecto del particular el abogado por la querella nos dijo que “lo que quedó claro es que el doctor Corach, que es una eminencia en materia de genética aplicada a la investigación criminal, con los cuidados máximos que se pueden tomar, incluso considerando un margen de error para no incriminar a nadie con pruebas suficientes, dijo que era una prueba de peso, una prueba muy importante el aporte de Antillanca a la muestra que analizaron en la parte posterior del vehículo policial”.

César, el padre de Julián, consultado sobre el procedimiento de secuestro del susodicho patrullero, advirtió que “creo que fue sobre fin de año (2010). Lógicamente este auto había sido deliberadamente higienizado porque como ocurre con el caso de Julián debe ser siempre igual”. Incluso, amplía denunciando que “en este caso también estuvo el aparato de impunidad funcionando porque el primer auto que se presentó como que había estado esa noche trabajando era un auto que estaba fondeado en la Comisaría Seccional Primera de Trelew. Después con una diligencia nueva se certifica  cuál era el auto que esa noche había estado en el Comando Radioeléctrico asignado a la Seccional Cuarta”.

El siguiente testimonio estuvo a cargo del comisario inspector Claudio Fernández, quien se encargo, entre otras cosas, de realizar tareas de peritajes en el lugar donde fue hallado el cuerpo de Julián. De su extensa exposición, quizá lo más importante fue la ratificación de que el cuerpo de Antillanca fue arrojado por alguien, es decir, que llegó ya muerto o inconsciente.

Claudio Fernández, comisario inspector

Finalizaron la audiencia dos bioquímicos que trabajan para criminalística, que fueron los que tomaron las muestras de sangre que luego analizara Corach. Sobre estas declaraciones Hualpa expresó que dijeron que encontraron “una faja de clausura que aparece rota cuando ellos empiezan a trabajar con el auto. La defensa insistió por ese lado con los dos testigos, evidentemente adelantando que van a plantear la invalidez de la prueba de sangre”, aunque ve muy difícil que logren tal cometido. Hoy a las ocho y treinta de la mañana continúa el juicio. Allí estaremos.

jueves, 18 de junio de 2015

CRIMEN DE ANTILLANCA: Testigos vieron a policías golpear a Julián y arrojar su cuerpo

Por Iván Marín, militante del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS)


Jorgelina Domínguez

La décima audiencia del segundo juicio por el crimen de Julián Antillanca, donde hay cinco policías acusados por su asesinato y encubrimiento llegó como una de las más esperadas. En la mismas dos testigos detallaron dos momentos importantes para la investigación del caso: el primero es cuando ven a policías en la Rotonda 5 de Octubre golpear a Julián; en el segundo, otra testigo observa cómo arrojan su cuerpo desde un patrullero a la calle Patagones, en el barrio UPCN.

La jornada comenzó a las nueve de la mañana con el testimonio de Daiana Monsalves, hermana de Brenda, quien declaró antes de ayer y cuya crónica podés leer haciendo click acá. Empezó relatando cómo fue que llegaron al boliche Ku, el momento en que su hermana le presenta a Julián, con quien ambas toman unos tragos, los incidentes afuera del boliche entre Bruno Toledo y Lucas Urbano. Daiana dijo que cuando regresa a buscar a su amigo Lucas Soto a Ku emprenden camino rumbo a la avenida Irigoyen. Primero pasan por afuera del boliche Místico donde observan varias escaramuzas entre diversos grupos, lo que provoca que decidan quedarse un rato hasta que se calme la situación. Luego arrancan otra vez de regreso a casa. Al pasar por la Rotonda 5 de Octubre Daiana observa que tres policías hombres y una policía mujer tienen en el piso a un pibe. Uno de los efectivos le apastaba la cabeza, otro lo tenía entre las piernas y un tercero le pegaba con la cachiporra. La policía estaba algunos metros alejada ahuyentando a los transeúntes. Producto de la indignación Daiana le grita cosas a los policías para que dejen de golpear al pibe, pero recibe la amenaza de la mujer policía y salen corriendo con Lucas. Llega a casa de su hermana Mariana y le cuenta a su padre lo sucedido. Se va a dormir. Al tiempo su padre le dice que el pibe fallecido es hijo de un letrista que él conocía. Daiana dijo estar confundida por la situación, pero luego recuerda que el pibe agredido por la policía tenía la misma vestimenta que el chico que le presentó su hermana en el boliche, por lo que dedujo que era Julián. Durante su conmovedor relato hubo que hacer un impasse porque rompió en llanto al recordar lo horrendo de la situación, pero en particular ante el hostigamiento insensible de los abogados por la defensa Fabián Gabalachis y Héctor Castro, quienes volvían una y otra vez sobre preguntas que ella respondía de manera clara y sin contradecirse.


Daiana Monsalves rompe en llano ante el acoso de las preguntas de la defensa

Luego de un cuarto intermedio de aproximadamente una hora, presta declaración Ezequiel Gajardo. Dice que llegó al boliche alrededor de las tres de la mañana, pero aproximadamente a las cuatro y treinta lo expulsan por un incidente en los baños. Allí afuera conoce a Walter Torres, quien le convida un trago, le cuenta que también lo echaron y que se lastimó la mano cuando intentó treparse a la terraza para volver a ingresar al local bailable. Pasan unos minutos y se vuelven a casa en una camioneta que él manejaba. Dejá a Walter en Musters y Michael Jones, luego pasa aproximadamente diez minutos por lo de un amigo y se va a su casa. En su declaración no se encontraron contradicciones respecto de la que realizó Walter ayer, sin embargo la defensa intentó confundirlo trayendo a colación el secuestro que sufrió su camioneta al día siguiente de la muerte de Julián, incluso tirando el rumor si en algún momento se pensó en que haya atropellado esa noche a Julián. Ezequiel no mostró inconvenientes en descartar esa posibilidad.

Jorge Abraham dándole indicaciones a la defensa


La última testigo en declarar fue Jorgelina Domínguez. Empieza el testimonio explicando la relación con su amiga Gabriela Bidera, a quien dice conocer de toda la vida. Dice que hace aproximadamente un mes Bidera había ido a vivir a su casa junto a sus hijos. Deciden salir ambas a bailar al boliche Místico, alrededor de las cinco de la mañana se cruzan allí a Julián, a quien Gabriela le presentó aproximadamente un mes atrás en la plaza Independencia. Antes del cierre del boliche Gabriela recibe un mensaje de texto que le indicaba que su hermana se encontraba con su novio en el barrio Etchepare. Bidera le cuenta a Jorgelina que sospechaba que hacía un tiempo este chico la engañaba con su hermana. Deciden ir a ver si era verdad. Salieron por la parte de abajo del boliche, la calle de ripio, hasta llegar a Irigoyen. Estuvieron en un parquecito cercano al lugar, luego de caminar unas cuadras, toman por Rivadavia. Durante todo este tiempo venían a los gritos y haciendo barullo. En un momento ven un patrullero que toma por Rivadavia en contramano y dobla en Patagones. Ambas se esconden atrás de un árbol pensando que alguien las había denunciado por el ruido y por ende el patrullero vendría por ellos. El coche se detiene enfrente a la vereda donde estaban ellas escondidas. Se baja un policía, se para atrás del auto, observa si hay movimiento cercano a la vista y llama al conductor para que salga. Abren la puerta de atrás del lado del conductor, sacan un cuerpo y lo tiran a la calle. El auto se retira. Ellas se acercan y observan que era Julián. Tenía el rostro desfigurado. No llaman a la policía ni a la ambulancia porque no tenía sentido, ellos lo habían tirado. Deciden cambiar de recorrido y vuelven a su casa del barrio Unión.

Respecto de esta situación se produce un contundente intercambio entre la fiscal Mirta del Valle Moreno y Jorgelina:

- ¿Recordás si participaste de una diligencia de reconocimiento de personas?
- Sí,
- ¿Reconociste a alguno?
- Sí.
- ¿Te acordás de quién?
- Del policía que se bajó primero.
- ¿Te acordás del nombre?
- Solís. Es el que se para atrás del patrullero y se queda vigilando que no haya nadie.

Risas de los acusados ante las declaraciones de Jorgelina

Sobre el final del debate, es decir, luego que la querella y la defensa hicieran sus respectivas preguntas, la fiscal solicita ir a reconstruir esta escena al lugar de los hechos. El Tribunal da lugar al pedido y otorga un cuarto intermedio hasta aproximadamente las catorce treinta de la tarde. Sobre el particular, César, papá de Julián, señaló que “el reconocimiento fue determinante porque puso en situación a los jueces de cuál fue el recorrido y cómo Jorgelina reconoce delante de ellos a Solís como el que se baja del asiento del acompañante del patrullero”.

Hoy a las ocho y treinta de la mañana continúa el juicio. En principio deberían declarar la madre de Jorgelina, Lucas Urbano y algunos bioquímicos, entre ellos quien reconoce linaje de Julián en un patrullero. Será otra jornada importantísima para que este crimen no quede impune. Allí estaremos.

miércoles, 17 de junio de 2015

CAUSA ANTILLANCA: declararon los amigos de Julián y el Tribunal dio otro guiño a la impunidad

Por Iván Marín

Walter Torres

Treinta minutos más tarde de lo estipulado, a las nueve de la mañana comenzó la novena audiencia del segundo juicio por el crimen de Julián Antillanca, donde efectivos de la Comisaria IV se encuentran en el banquillo de los acusados. En una decisión repudiada por la querella, el Tribunal en voto dividido aceptó un pedido de la defensa para constrastar testimonios entre el juicio que se está llevando a cabo y el que el Superior Tribunal de Justicia declaró nulo.

Como ocurrió en todas las jornadas precedentes, el Tribunal comunicó desperfectos técnicos, esta vez para registrar en formato video el debate, por lo que solo habrá copias en audio de la audiencia. Declararon amigos que estuvieron en el boliche la noche que asesinaron a Julián.

El primero en prestar testimonio fue Walter Torres, quien comenzó su relato expresando que antes de ir al local bailable hicieron la previa en su casa junto a Julián y Javier Torres, su hermano. Aproximadamente a las tres de la mañana parten del barrio San Carlos, donde se localizaban, rumbo al boliche Ku. Alrededor de las cuatro y media suben los tres a la terraza a fumar, donde se encuentran con otro amigo, Lucas Daniel Soria. Desde allí se percatan de una gresca en inmediaciones del lugar, donde ven a policías golpear a algunos jóvenes. Walter dijo que le lanzó a los efectivos la botella de vidrio con vino que tenía en la mano para que dejen de golpear a los pibes. Inmediatamente aparecen los patovicas del local y lo sacan a él, a Daniel y Julián, aunque Daniel logra quedarse en el boliche porque conoce a una persona relacionada al mismo. Con el paso de los días Walter se enteraría que los pibes folpeados fueron los hermanos Aballay. Una vez afuera se encuentra con Mauro Gastón Limarieri, amigo de ambos, que recién llegaba al lugar. Le hacen ir a buscar las dos consumiciones que incluía la compra de la entrada al lugar y que ambos aun no habían utilizado. Vuelve con dos tragos, al rato Walter y Julián deciden ingresar al boliche trepando por una pared que da a la terraza. Julián lo logra, pero Walter se lastima la mano y no consigue subir. Vuelve a inmediaciones de la puerta, donde conoce Ezequiel Gajardo, que le dice que lo puede acercar a su casa ya que vive en Barrio Sur, y le queda de pasada. Ambos regresan en una camioneta roja conducida por Ezequiel, y Walter se baja en la intersección de Musters y Michael Jones. De allí camina a su casa. Al otro día se entera del fallecimiento de Julián.

El relato de Javier es similar al de su hermano hasta antes de separarse. Javier recuerda que cuando ingresó Julián nuevamente al boliche le dijo el motivo por el cual su hermano no logró treparse. Se quedan bailando y tomando unos tragos, luego dan algunas vueltas por el local y en un momento pierden de vista a Julián. Salen del boliche aproximadamente a las cinco y treinta y se reúnen en grupo, donde estaba Julián. Daniel Soria, que había ido al boliche con otro grupo donde se encontraba Ezequiel Ramírez, más conocido como “El Colo”, le comunica que ellos dos se irán caminando en busca de un taxi. Javier, Gastón y Nadia, que era parte del grupo, se encuentran con Bruno Toledo, amigo también de ellos, quien se mostró preocupado porque decía que un pibe lo quería golpear porque estuvo adentro del boliche con Brenda Monsalves, se trata de un tal Lucas Urbano. Debido a ello deciden irse rápido del lugar cortando camino por barrio San Benito. Julián, alrededor de las seis de la mañana, les dice que él alcanzaría a Daniel Soria y a “El Colo” para volverse en taxi. Javier, Gastón, Nadia, Bruno, Brenda y Daiana, hermana de esta última, se retiran. Daiana a las dos cuadras decide volver. El resto del grupo camina hasta calle Capitán Murga, doblan por Pellegrini hasta Cambrin. Allí Brenda y Bruno continúan, y Javier, Gastón y Nadia doblan hacia la izquierda y se toman un taxi en la parada que está frente a la Escuela N 53. Al otro día se entera del fallecimiento de Julián.


Javier Torres


Luego de un cuarto intermedio de aproximadamente treinta minutos, presta testimonio Gastón Limarieri. Comienza describiendo que llegó al boliche aproximadamente a la cuatro y media de la mañana y allí se encuentra con Julián y Walter, que los habían echado hacía unos minutos. Saca las consumiciones. Relata que al poco tiempo lo vuelve a ver a Julián otra vez adentro, pero que lo pierde de vista hasta que lo encuentra a la salida del boliche. Su descripción de los hechos a partir de ahí es similar a la de Javier. Dice que cuando regresan en taxi se baja en la casa de este último, y de ahí camina a la suya aproximadamente una cuadra y media. Al otro día se entera del fallecimiento de Julián.

Lucas Daniel Soria dice que va en grupo a Ku. En la puerta de ingreso se encuentra con Walter, Javier y Julián. Luego los ve en la terraza. Cuando se produce el incidente y los patovicas los llevan a la puerta para echarlos, se cruza a Emanuel, el dueño encargado del boliche. Le dice que él no tiene nada que ver con lo que pasó, que vino con otro grupo y logra quedarse. Alrededor de las cinco y treinta de la mañana salen del boliche y lo ven a Julián sentado en una baranda. También se cruza con Javier y Gastón, a quienes les dice que se iba cono “El Colo” en busca de un taxi.  Pasan por la Rotando 5 de Octubre y caminan hasta inmediaciones de La Anónima de la Irigoyen. Allí él se toma una taxi a su casa y “El Colo” se va caminando a la suya. Al otro día se entera del fallecimiento de Julián.

La última testigo de la jornada fue Brenda Monsalves. Comenzó relatando que se juntó con su hermana Daiana y Lucas Soto, con quienes fue el boliche. Allí se cruzan a Julián y se lo presenta a su hermana. Toman algunos tragos las dos con Julián. Cuando sale del local bailable observa que Lucas Urbano le quería pegar a Bruno porque había pasado la noche con ella en el boliche. Dice que Lucas poseía un cuchillo de dimensiones importantes con el que amenazaba a Bruno. Se junta con el resto del grupo y deciden irse rápido caminando para evitar agresiones. Daiana da marcha atrás, y vuelve en busca de Lucas Soto para que no se meta en problemas. El resto del relato es similar al de Gastón y Javier. Se fue a su casa y al otro día va a lo de su hermana mayor, donde se encuentra también con Daiana, quien le cuenta que vio una pelea en la Rotonda 5 de Octubre. Le pregunta si en la pelea estaba Lucas, y Daiana contesta que no, pero que le pareció que era Julián, el chico que le había presentado un par de horas antes. Le dice que lo golpearon varios policías. 

La defensa integrada por Fabián Gabalachis y Héctor Castro plantea que observan contradicciones en la declaración que estaba realizando Brenda respecto de la que había efectuado en el primer juicio, en el año 2013. Solicita la posibilidad de constatar el audio de aquel primer juicio con lo que está declarando ahora. La fiscal Mirta del Valle Moreno y la abogada por la querella Verónica Heredia se oponen, aduciendo que aquel juicio fue declarado nulo por el Superior Tribunal de Justicia, por lo que aquellos testimonios carecían de valor jurídico. El tribunal solicita un cuarto intermedio.

Brenda Monsalvez

El tribunal da lugar al pedido de la defensa en fallo dividido. Su presidente Adrián Barrios y Marcelo Nieto de Biase votaron a favor del pedido de la defensa, y Darío Arguiano se opuso. Al respecto, Heredia nos dijo que “hicieron escuchar la parte que Gabalachi decía que había una contradicción, pero en realidad no era así”. Se refiere a una supuesta confusión de Brenda en lo que recuerda que le dijo la hermana respecto a los hechos que vio en la Rotonda 5 de Octubre. Heredia enfatiza que “quedaba claro en la declaración anterior, pero Gabalachis quería que se confundiera”.

Más allá de la declaración puntual donde se demostró que no hubo contradicción, la querellante se mostró indignada por la decisión dividida del Tribunal de validar declaraciones de un juicio declarado nulo. Denunció que le pareció una aberración jurídica, un absurdo, y que esto puede sentar precedente para el resto del juicio. Obviamente, de repetirse este recurso por parte de la defensa puede dilatar al infinito el juicio contrastando declaraciones que ya fueron declaradas nulas con las que se realizan en esta oportunidad. Claramente es un nuevo guiño a la impunidad por parte del Tribunal, que recordemos aceptó el pedido de suspensión de juicio a prueba para Gabriela Bidera, acusada de encubrimiento en este caso, por lo cual luego de purgar dos años de trabajo comunitario se le caería la acusación que pesa sobre ella.

El juicio continúa hoy a las ocho y treinta de la mañana con más declaraciones de los amigos de Julián que compartieron con él aquella fatídica noche. Allí estaremos.