sábado, 20 de junio de 2015

CRIMEN DE ANTILLANCA: Madre de testigo dijo sentirse aterrada por la policía

Por Iván Marín, militante del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS)


Algunos de los policías en el banquillo de los acusados

Ayer a las nueve de la mañana comenzó la última audiencia de la semana en el segundo juicio por el crimen de Julián Antillanca, por el que se encuentran acusados cinco efectivos policiales. Los cuatro testigos confirmaron testimonios y pruebas clave de las importantes jornadas que se realizaron en los últimos días.

Posiblemente la declaración más importante haya sido la última, la de María Yolanda Reyes, madre Jorgelina Domínguez, la testigo que viera cuando un patrullero arroja el cuerpo de Julián en el asfalto de la calle Patagonia. La testigo comenzó su testimonio recordando que en aquel momento Jorgelina vivía con Gabriela Bidera, ambas con sus respectivos hijos. Esa noche las jóvenes salieron a bailar y María se quedó cuidándole los hijos. Dijo que a la madrugada ambas “llegaron corriendo y con una cara de asustadas bárbaro. Les digo qué pasó, me dicen nada y se fueron a dormir. Al mediodía se levantaron y se miraban entre ellas, hasta que la otra chica se largó a llorar y me cuentan que habían visto que de un patrullero bajaban a Julián, (que yo en ese momento no lo conocía). Y esta otra chica lloraba porque decía que era hija de un comisario, me parece, que ella no podía hablar, que le tenía terror al padre. Así que les digo bueno, está en ustedes decir la verdad".
 

Continúa con el relato y se produce un intercambio con la fiscal Mirta del Valle Romero que refleja el difícil momento por el que tuvieron que pasar integrantes de esta familia. Dijo María: “Pasó el tiempo, y nosotros le habíamos comentado a un amigo nuestro que trabaja en diario El Chubut, y ese amigo se contactó con el padre de Julián y la vinieron a ver a Jorgelina. Yo no sabía si decirle que sí o que no porque era un caso bastante jodido. Finalmente declaró”.

-¿A qué se refiere con jodido?

-Por la policía. Por eso yo tenía miedo. En realidad yo tenía mucho miedo, tenía miedo que la hayan visto a ella, que la quisieran hacer callar. Y ella decidió hablar, así que la dejé.

-¿Ahora sigue teniendo miedo?

-Tengo terror. Trabajo, vivo pensando, pienso en mis nietas…Vivo con miedo

-¿De qué tiene miedo?

-De que me hagan algo a mí hija y a mis nietas

-¿Quiénes?

-La policía. Realmente tengo mucho miedo, yo no vivo en paz. Tuvimos amenazas, a mí una vez me tiraron una moto negra, que no ví si era policía o no. Después nos prendieron fuego un auto en la puerta de casa. Cuando mi hija declaró en cámara Gesell, salió por Internet la declaración de ella. Entonces yo vine acá a fiscalía a hacer la denuncia y preguntar cómo es posible si ella era testigo encubierto (…)

La abogada por la defensa Verónica Heredia le consultó qué le respondieron al respecto, a lo que la testigo contestó: “Hasta ahora no me han dicho nada, pero ya sabe todo el mundo quién es Jorgelina”.

María Yolanda Reyes

El primero en prestar testimonio en la jornada de ayer fue el doctor en Ciencias Naturales del Conicet Néstor Guillermo Basso, quien fue el encargado de analizar muestras de ADN de una botella de Paso de los Toros encontrada en la camioneta que condujo Ezequiel Gajardo cuando alcanzó desde la salida de Ku hasta Michael Jones y Musters a Walter Torres, amigo de Julián. Basso, mediante videoconferencia desde la oficina judicial de Puerto Madryn, señaló que se encontró “perfil genético mixto, es decir que intervenían tres o más individuos, y de esas personas al menos uno resulta de sexo masculino”. Agregó que “no se puede excluir material de perfil genético de la víctima Antillanca”, aunque advirtió que “no había material genético suficiente” para poder hacer un análisis más concluyente y que el perfil genético pudo haberse encontrado por azar. En realidad es parte de la estrategia de la defensa este testimonio, ya que hasta el momento no hay ningún indicio de que Julián haya estado en esa camioneta o bebiendo de esa botella. El doctor finalizó planteando que “este tipo de evidencia debe ser considerada por el Tribunal asociada a otras pruebas para darle un valor considerado. Como única evidencia la considero no concluyente”.

Luego testimonió Lucas Urbano, el pibe al cual indicaron varios testigos que se encontraba esa noche con un cuchillo y que quería pegarle a Bruno Toledo. Lucas ratificó que esa noche tuvo una discusión con un chico, aunque no hizo referencia a Bruno sino a un tal “Mota”, quien lo habría agredido adentro del boliche. Afuera se volvieron a encontrar, discutieron, él sacó un cuchillo, aunque sus amigos se lo quitaron rápidamente, y finalmente no llegaron a trenzarse en golpes de puños. También dijo que con antelación desde la terraza del boliche vio cómo varios policías golpeaban a pibes. Se presume que fue la golpiza a la que hicieron referencia Walter Torres y Lucas Daniel Soria, que con el tiempo se conoció como el “Caso de los hermanos Aballay”. Finalmente Urbano dijo que se retiró en su auto a su casa sin inconvenientes.

El otro testigo en declarar fue el comerciante Ariel Raúl Quinteros, encargado de llevar en una grúa desde Trelew a Rawson el patrullero del cual se tomarían muestras para ser analizadas en Buenos Aires por el perito bioquímico Daniel Corach, y que dieran como resultado que “el perfil genético identificatorio podría con cierta razonabilidad corresponder al de la víctima”. Quinteros recordó que aquel día corría mucho viento y que mientras iba camino a dejar el auto al lugar indicado “vio que se voló el precinto del lado derecho del auto, que se había cargado marcha”. Este testimonio es importante, ya que la defensa puede usar como estrategia este detalle de la falta de precinto para intentar quitarle valor a la declaración de Corach.

El juicio continúa el martes 23 a las ocho y treinta de la mañana. Como lo venimos haciendo en todas las crónicas anteriores, convocamos a  la comunidad en general, trabajadores, estudiantes, organizaciones sociales y políticas se acerquen a la sede de Tribunales a prestar su solidaridad a la familia de Julián para que este caso no quede impune por segunda vez. Allí estaremos

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