lunes, 22 de junio de 2015

CRIMEN DE ANTILLANCA: Balance y resumen de una semana clave

Por Iván Marín, militante del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS)

Cientos y cientos marchando por Julián Antillanca en 2012
La que pasó fue una semana clave en el segundo juicio por el crimen de Julián Antillanca. Los testimonios de amigos que compartieron su última noche con vida, sumado a testigos que presenciaron cuando fuera golpeado por policías primero y luego arrojado por un patrullero, más importantes ratificaciones de peritos científicos, dejaron en una posición comprometida de cara a la sentencia a los cinco policías sentados en el banquillo de los acusados.

La audiencia del lunes fue breve, ya que se debió suspender porque el equipo de audio de la sala ubicada en el sexto piso de Tribunales no registraba las declaraciones de los testigos. Sin embargo, el testimonio de José Luis Santillán, actual comisario de El Maitén, pero que en 2010 era supervisor de servicios de la Regional Trelew de policía fue importante. Santillán confirmó que no recibió ningún comunicado de incidentes desde la Comisaría Cuarta, la noche que asesinaron a Julián. Juan Carlos Ñancufil, policía encargado de turno en la susodicha comisaría en aquel entonces, se mostró reacio a colaborar con las preguntas más importantes que le formularan los abogados, en muchas de las cuales contestaba con un recurrente “no me acuerdo”.


César Antillanca

Podríamos decir que con la audiencia del martes comenzaron los testimonios que marcarán la decisión que tome el Tribunal integrado por los jueces Adrián Barrios, Darío Arguiano y Marcelo Nieto Di Biasse. Ese día prestaron declaración los amigos de Julián que compartieron su última noche en este mundo. En general no hubo contradicciones importantes entre los testigos, quienes reconstruyeron con detalles esas últimas horas: Julián salió a bailar con dos amigos del barrio, luego en el boliche se encontró con otros tantos, cerca de las cuatro y media de la mañana fue expulsado cuando uno de sus amigos revoleó una botella de vidrio desde la terraza de KU a personal policial que golpeaba a pibes. Julián logra ingresar nuevamente al local bailable, y luego desaparece de sus amigos, para volver a encontrarlos cerca de las seis de la mañana. En las afueras del boliche se producen discusiones entre distintos pibes y una parte del grupo de amigos decide emprender el regreso a casa a pie, Julián, por el contrario, avisa que intentará alcanzar a dos amigos que se habían adelantado en búsqueda de un taxi. A partir de ahí nadie supo más de él hasta el otro día cuando les comunican que murió. Brenda Monsalves, una de las chicas del grupo que regresó a pie, se entera por su hermana que cuando ella volvió a su casa vio a un grupo de efectivos policiales golpear a un pibe en la rotonda 5 de Octubre. La defensa a cargo de los abogados Fabián Gabalachis y Gustavo Castro dice encontrar contradicciones entre lo que está testimoniando y lo que dijo en el primer juicio, por lo cual solicita contrastar ambas declaraciones. La fiscalía a cargo de Mirta del Valle Moreno y Verónica Heredia por la querella se oponen argumentando que el anterior testimonio carecía de valor ya que el Superior Tribunal de Justicia declaró nulo dicho juicio. El Tribunal en fallo dividido decide dar lugar al pedido de la defensa, generando el repudio de la querella acusando de bochornosa la resolución. De todas maneras, Heredia señaló que no se encontró la supuesta contradicción citada por la defensa.

El Miércoles Daiana, hermana de Brenda, ratifica haber visto a policías golpear a un joven en la rotonda 5 de Octubre. Daiana dijo mostrarse confundida por la situación al regresar a su casa y los días posteriores, pero finalmente concluye que el pibe en cuestión era Julián, a quien su hermana le había presentado esa misma noche en el boliche. Lo recordó por el color de su vestimenta. Jorgelina Domínguez fue el otro testimonio clave de la jornada. Esa noche había salido a bailar con su amiga Gabriela Bidera, con quien compartieron unos tragos junto Julián en el boliche Místico, que se encontraba a escasos metros de KU. Ello ocurrió alrededor de las cinco de la mañana, posiblemente el momento en que Julián deja de ser visto por su grupo de amigos en KU. Jorgelina dijo que cuando volvían del boliche, en inmediaciones de la calle Patagonia, a escasos metros de Rivadavia, observan un patrullero que se acerca a contramano, por lo que deciden esconderse atrás de un árbol ya que venían haciendo barullo y pensaron que quizás las podían detener. En ese momento el auto se detiene, baja un policía del lado del acompañante, se ubica atrás del auto mirando varios segundos alrededor, llama al conductor, y ambos sacan un cuerpo del vehículo que terminan arrojando al asfalto. El patrullero emprende la huída rápidamente. Ambas se acercan al cuerpo y allí observan que se trata de Julián. Caen en pánico y se van corriendo del lugar. Jorgelina reconoce a Martín Solís como el primer policía que se baja del auto. 

César Corach, perito bioquímico
El jueves César Corach, perito bioquímico, desde Buenos Aires vía Skype, confirma que se encontraron rastros de ADN que podrían ser de Julián. Refiere a dos procedimientos complementarios de análisis de las muestras de sangre. El primero tiene por objeto detectar quiénes son los padres del sujeto en cuestión, es el caso de los cromosomas autosómicos. El segundo registra el linaje paterno, y se conoce como “cromosoma “Y”. En el primero de ellos se encuentran presentes nueve de dieciséis marcadores de perfil coincidentes con la víctima, y en el otro caso el perfil genético del cromosoma “Y” es casi completo. Lo que lo lleva a concluir que “el perfil genético identificatorio podría con cierta razonabilidad corresponder al de la víctima”. César Antillanca, padre de Julián, con posterioridad a la declaración nos dijo que el patrullero del cual se obtienen las muestras recién fue secuestrado dos o tres meses después del asesinato de Julián, por lo cual tuvieron tiempo a higienizarlo y borrar rastros. Luego prestó declaración el comisario inspector Claudio Fernández, encargado de realizar las tareas de peritajes al momento del “hallazgo” del cuerpo de Julián. Su exposición alcanzó la hora y media de duración y dejó como principal conclusión que el cuerpo de Julián fue arrojado en ese lugar, de lo cual se desprende que llegó al mismo sin vida. Es decir, lo asesinaron.

El viernes María Yolanda Reyes, madre de Jorgelina, detalló cómo fue todo el proceso en que su hija decidió prestar testimonio en la causa. Dijo sentirse aterrada por lo que le puede llegar a hacer la policía a su hija y sus nietos. A esta altura del juicio ya no quedan testigos por parte de la acusación, y en principio la defensa presentaría veinte testimonios, la mayoría de ellos policías, que efectuarían sus declaraciones entre el martes y miércoles de esta semana. Hasta el momento hemos visto todo tipo de intento por parte de la defensa en dilatar el normal desarrollo de las audiencias. Lamentablemente esta estrategia contó con la connivencia del Tribunal. Además el Tribunal aceptó el pedido de suspensión de juicio a prueba para Gabriela Bidera, por lo que se caería la acusación que pesa sobre ella dentro de dos años. Otra resolución de los jueces que generó cuestionamientos en la acusación fue la de contrastar testimonios entre el primer juicio que declaró nulo el Superior Tribunal de Justicia y el que se está desarrollando en la actualidad. Sin embargo, estas resoluciones no parecen ser suficientes ante los aportes presentados por el ministerio Público Fiscal y la querella: testigos que vieron cuando golpearon y tiraron el cuerpo de Julián, registros de ADN en muestras de sangre en un patrullero, comprobación que el cuerpo fue arrojado en el lugar. A eso hay que agregarle un sinfín de irregularidades en el procedimiento que acompañó al “hallazgo” del cuerpo y el hecho comprobado de que efectivos de la Comisaría Cuarta la noche del asesinato de Julián reprimieron a diestra y siniestra a pibes que se encontraban en inmediaciones de los boliches, entre los que se destaca la “Causa de los hermanos Aballay”, por la cual fueron condenados policías.

Stencil de la Juventud del PTS en la campaña para que esta
causa no quede impune
Será la lucha de los familiares y amigos de Julián, la diversidad de organizaciones sociales y políticas que venimos luchando en este caso desde hace cinco años y la movilización popular la que logre arrebatarle una condena al Tribunal. Nada ha sido igual en la lucha contra la impunidad policial en Trelew desde que se produjo el asesinato de Julián. Desde aquellas manifestaciones de centenares de personas organizadas por sus familiares y amigos a pocos días del crimen, pasando luego por el acercamiento de César Antillanca a las organizaciones sociales y políticas de la zona –que se produjo el 20 de octubre de 2010, en el acto de repudio por el asesinato de Mariano Ferreyra en manos de la burocracia sindical de la Unión Ferroviaria comandada por José Pedraza-, y las innumerables marchas, que en los primeros años tenía entre sus cantitos característicos, el revulsivo y antisistema: “Atención, atención, no es un policía, es TODA la institución”. La “Causa Antillanca” se convirtió en la causa del pueblo. Una causa que pasó a pertenecerle a todos y cada uno de los luchadores de la zona. En esto tuvo particular importancia el temple y la abnegación de los familiares de Julián, en especial César, que siempre tuvo en claro que para que el crimen de su hijo no quede impune el único camino posible sería el de la movilización popular junto a las organizaciones de lucha. El camino ha sido extenso desde aquel entonces, con infinidad de escollos, pero con la unidad en la diversidad hemos avanzado. Incluso César, con el correr del tiempo, se volvió no solo una referencia en la lucha contra la impunidad policial, sino que ingresó a la militancia partidaria en el campo popular. Sin embargo, esas diferencias políticas en el camino no fueron obstáculos en la lucha, sino que por el contrario la fortalecieron. Es que en una lucha de esta envergadura, con casi cinco años de movilizaciones, de cientos y cientos de personas a veces, otras de unos pocos, pero siempre a pie del cañón, decíamos, en una lucha de esta envergadura no hay lugar para las mezquindades políticas ni el autobombo. La familia de Julián siempre tuvo bien en claro eso. Mañana martes a las ocho y treinta en el sexto piso de Tribunales continúa el juicio. Obviamente llamamos a todas las organizaciones y a la comunidad en general a acercarse a brindar su solidaridad con la familia de Julián para que este caso no quede impune. Allí estaremos.
 
Te dejamos a continuación los links de cada una de las crónicas de la importante semana que pasó:
 
 
LUNES
 
 
MARTES
 
 
MIÉRCOLES
 
 
JUEVES
 
 
VIERNES
 
 
 
 
 
 
 

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