jueves, 16 de agosto de 2018

El PTS debe retractarse de la campaña de calumnias e intrigas hacia mi persona

Las consecuencias de la utilización de métodos ajenos a la tradición socialista derivaron en un escrache en Trelew con personajes de la peor calaña de la que el PTS es el principal responsable.




Por Iván Marín

En la última semana de julio un grupo de compañeras impulsó una cuenta de Facebook para escrachar personas de Chubut (la mayoría de ellos de Trelew) acusadas de abusos sexuales, femicidas, golpeadores y violentos en general contra las mujeres. La página si bien tuvo una importante repercusión en la zona, contó con críticas de muchos sectores feministas que vieron que se manejaron con irresponsabilidad, en particular por haber escrachado sujetos sin consentimiento de la persona que habría sido violentada.


En ese marco, apareció una denuncia contra mí, incorporando dos fotos a un álbum de violadores y femicidas acusándome de violento y abusivo en distintos espacios de militancia. Varias compañeras se comunicaron con la página para manifestarle no solo que la acusación era demasiada laxa, sino que (lo más grave) era desproporcionado incorporarme en el susodicho álbum. Pero las administradoras de la cuenta no solo hicieron oídos sordos a estas opiniones, sino que incluso borraron comentarios de compañeras.


La primera vez que se me escrachó públicamente fue a los dos o tres días del 8 de marzo del presente año. Allí se me acusaba de violento, al igual que en el escrache de julio, donde además se agrega lo de “abusivo”. En esa primera oportunidad una de las personas que estuvo al frente de la iniciativa fue un personaje no solo turbio sino también sumamente violento. Lo hizo después de que yo la criticara en un grupo de Whatsapp de la UAC por agredir y calumniar a compañeros sin aportar ningún tipo de prueba. Luego se sumaron varixs compañerxs más a marcarle lo mismo. Ella “resolvió” con un escrache una discusión que se le planteó en un grupo por privado. Para ello se valió del testimonio de una exmilitante de Pan y Rosas (PyR) sobre discusiones de método que se dieron mientras yo milité en el PTS. Estas discusiones se dieron luego de más de 3 años de críticas mías a la dirección nacional del partido sobre la política de construcción. Las discusiones de método atravesaron a TODA la regional, yo mismo recibí varias veces insultos sin que yo los utilizara. Mi responsabilidad era mayor por ser dirigente. En el último año el otro equipo de militantes de la zona, mediante maniobras totalmente despolitizadas, intentó llevar la discusión al plano de la violencia de género, pero NUNCA pudo probar nada por la sencilla razón de que eso no solo era mentira, sino que no teníamos casi relación militante entre los equipos. Ese equipo se construyó en base a la calumnia y sus métodos fueron avalados por dirigentes nacionales del partido. Ante cada crítica política, respondían “Iván machirulo” sin poder probar nada. Baste un ejemplo reciente de ello: en ocasión del 25 de mayo yo critiqué al PTS públicamente porque participó de un acto docente para “apropiarse y resignificar “el Día de la Patria. Ese día una compañera del PTS realizó un posteo en su muro de Facebook manifestando su fastidio por mi crítica, pero sin entrar en descalificaciones morales. Quien sí lo hizo fue un compañero suyo al expresar que yo soy “una persona tan cagona que violenta, agrede e insulta compañeras y después habla de violencia de género. Ya la hacharon (infiero que debe haber intentado escribir ´echaron`) de muchos lugares y muchos ya lo conocen, no hace falta gastarse mucho en polemizar”. Es decir, una acusación que incluso si fuera verdad, cosa que no lo es, no tenía nada que ver con la polémica, lo cual marca de lleno la forma de construcción despolitizada que tienen, (en este caso con métodos cuasi estalinistas) y que llevó al desastre en que terminó PyR, que desapareció el mismo año en que se realizará el Encuentro Nacional de Mujeres en nuestra ciudad. Un fracaso sin parangón.  Este comentario recibió increíblemente el me gusta de una dirigente nacional del PTS que toma el trabajo de construcción de lxs compañerxs en nuestra zona. Es decir, es una política de conjunto, no un exabrupto solamente de alguien sin formación. La mayoría de las compañeras que militaron en PyR terminaron o simpatizan con el feminismo radical y no muestran ni las más mínimas simpatías por el feminismo socialista.



Ese primer escrache, y el último, se sustentaron en supuestas prácticas recurrentes de maltrato hacia las compañeras del PTS y a compañeras de la colectiva Radio Libre Feminista. Ambos rumores surgieron del propio PTS mientras yo milité allí. Las compañeras de Radio Libre Feminista emitieron un comunicado que podés leer acá donde afirman que “jamás hemos sido agredidas por el compañero en términos de violencia de género, ni ninguna otra”. Además, entre otras cosas, agregan que: “Es por esto que expresamos nuestra solidaridad con el compañero Iván Marín y rechazo a toda imputación en su contra en nuestro nombre, considerando que no solo es un ataque al compañero sino también a ésta colectiva quien jamás solicitó ni necesitó un escrache”.


Por el contrario, el PTS hasta el momento se desentendió del asunto. Hace más de dos semanas que me comuniqué con dirigentes del CC vía mail para exigirles que emitieran un comunicado donde se hicieran cargo de que al haber recurrido a calumnias e intrigas contra mi persona, y por ende no respetado los métodos de la tradición del socialismo revolucionario para discutir, se hizo posible los escraches de marzo y de julio. Ellos abonaron los falsos rumores sobre los cuales se sustentaron los mismos. El PTS procedió con esta metodología conscientes que soy una persona que milito en varios espacios y que como periodista de izquierda y revolucionario tengo exposición pública.


Cuando me fui del PTS lo hice con una carta pública (podés leer acá) donde intento marcar las diferencias que me llevaron a tomar esa difícil decisión, luego de más de 8 años de militancia en el partido. Allí dejo en claro que los métodos burocráticos y camarilleros impulsados por las regionales que tomaban el trabajo militante de Trelew (Bahía Blanca y en especial La Plata) derivaron en esa situación. La regional Trelew del PTS difundió una respuesta a mi carta, calumniosa e intrigante de principio a fin, que podés leer acá. Sin demasiado esfuerzo cualquiera puede percibir que no responde en nada a mi carta. Desde entonces se construyó públicamente el relato de mi supuesta animosidad y violencia contra las mujeres del partido. Lo hicieron a sabiendas de que en nuestra ciudad proliferan grupos ajenos a la tradición socialista y que, por ende, utilizan métodos que nosotros no compartimos, como el escrache, y en particular siendo conscientes que este año se realizará el Encuentro Nacional de Mujeres. El PTS intentó siempre (en el caso señalado) utilizar a las compañeras de PyR para dirimir discusiones que no tenían estrictamente que ver con las cuestiones de género, bastardeando, de esta forma, la lucha de las mujeres. El daño es irremediable: hoy en día camino por las calles de mi ciudad, y para las personas que no me conocen, soy “un violador”.


Como marxista revolucionario, trotskista, asumo que reproduzco prácticas machistas todo el tiempo y que obviamente lo hice también mientras milité en el PTS, pero la discusión no es esa, sino qué hacer frente a esa situación que atraviesa en mayor o menor proporción a todos los varones en general y a quienes militamos por la revolución en particular. En una ocasión tuvimos que separar a un compañero en Trelew por actos violentos contra su compañera. Desde la dirección del PTS que nos tomaba siempre se preocuparon por decirnos de “no matar al compañero, sino de educarlo” para que avance. Ese es el método de los socialistas. Estas prácticas violentas infinitamente más graves de las que a mí se me acusan el PTS nunca las hizo pública. Conmigo sí porque tengo diferencias políticas. Tampoco lo hicieron con casos de otras regionales, incluso con dirigentes reconocidos que fueron apartados durante un tiempo del partido. Yo nunca estuve ni cerca de ser sancionado o apartado. 



Una vez más: exijo a la dirección nacional del PTS que se hagan cargo de la metodología que utilizaron, disculpas públicas al respecto y sanciones disciplinarias para lxs militantes involucradxs, en especial lxs que tienen responsabilidades de dirección. Asumo que cualquier organización puede equivocarse, incluso con metodologías propias de sectores contrarrevolucionarios, como es el estalinismo. Pero, como revolucionario, exijo al PTS que se haga cargo de lo que implica levantar las banderas de la tradición de la IV Internacional, reconozca sus errores y proceda de forma revolucionaria.