Las consecuencias de la utilización de métodos ajenos a la
tradición socialista derivaron en un escrache en Trelew con personajes de la
peor calaña de la que el PTS es el principal responsable.
Por Iván Marín
En la última semana de julio un grupo de compañeras impulsó
una cuenta de Facebook para escrachar personas de Chubut (la mayoría de ellos
de Trelew) acusadas de abusos sexuales, femicidas, golpeadores y violentos en
general contra las mujeres. La página si bien tuvo una importante repercusión
en la zona, contó con críticas de muchos sectores feministas que vieron que se
manejaron con irresponsabilidad, en particular por haber escrachado sujetos sin
consentimiento de la persona que habría sido violentada.
En ese marco, apareció una denuncia contra mí, incorporando
dos fotos a un álbum de violadores y femicidas acusándome de violento y abusivo
en distintos espacios de militancia. Varias compañeras se comunicaron con la
página para manifestarle no solo que la acusación era demasiada laxa, sino que
(lo más grave) era desproporcionado incorporarme en el susodicho álbum. Pero
las administradoras de la cuenta no solo hicieron oídos sordos a estas
opiniones, sino que incluso borraron comentarios de compañeras.
La primera vez que se me escrachó públicamente fue a los dos
o tres días del 8 de marzo del presente año. Allí se me acusaba de violento, al
igual que en el escrache de julio, donde además se agrega lo de “abusivo”. En
esa primera oportunidad una de las personas que estuvo al frente de la
iniciativa fue un personaje no solo turbio sino también sumamente violento. Lo
hizo después de que yo la criticara en un grupo de Whatsapp de la UAC por
agredir y calumniar a compañeros sin aportar ningún tipo de prueba. Luego se
sumaron varixs compañerxs más a marcarle lo mismo. Ella “resolvió” con un
escrache una discusión que se le planteó en un grupo por privado. Para ello se
valió del testimonio de una exmilitante de Pan y Rosas (PyR) sobre discusiones
de método que se dieron mientras yo milité en el PTS. Estas discusiones se
dieron luego de más de 3 años de críticas mías a la dirección nacional del
partido sobre la política de construcción. Las discusiones de método
atravesaron a TODA la regional, yo mismo recibí varias veces insultos sin que
yo los utilizara. Mi responsabilidad era mayor por ser dirigente. En el último
año el otro equipo de militantes de la zona, mediante maniobras totalmente
despolitizadas, intentó llevar la discusión al plano de la violencia de género,
pero NUNCA pudo probar nada por la sencilla razón de que eso no solo era
mentira, sino que no teníamos casi relación militante entre los equipos. Ese
equipo se construyó en base a la calumnia y sus métodos fueron avalados por
dirigentes nacionales del partido. Ante cada crítica política, respondían “Iván
machirulo” sin poder probar nada. Baste un ejemplo reciente de ello: en ocasión
del 25 de mayo yo critiqué al PTS públicamente porque participó de un acto
docente para “apropiarse y resignificar “el Día de la Patria. Ese día una
compañera del PTS realizó un posteo en su muro de Facebook manifestando su
fastidio por mi crítica, pero sin entrar en descalificaciones morales. Quien sí
lo hizo fue un compañero suyo al expresar que yo soy “una persona tan cagona
que violenta, agrede e insulta compañeras y después habla de violencia de
género. Ya la hacharon (infiero que debe haber intentado escribir ´echaron`) de
muchos lugares y muchos ya lo conocen, no hace falta gastarse mucho en
polemizar”. Es decir, una acusación que incluso si fuera verdad, cosa que no lo
es, no tenía nada que ver con la polémica, lo cual marca de lleno la forma de
construcción despolitizada que tienen, (en este caso con métodos cuasi
estalinistas) y que llevó al desastre en que terminó PyR, que desapareció el
mismo año en que se realizará el Encuentro Nacional de Mujeres en nuestra
ciudad. Un fracaso sin parangón. Este
comentario recibió increíblemente el me gusta de una dirigente nacional del PTS
que toma el trabajo de construcción de lxs compañerxs en nuestra zona. Es
decir, es una política de conjunto, no un exabrupto solamente de alguien sin
formación. La mayoría de las compañeras que militaron en PyR terminaron o
simpatizan con el feminismo radical y no muestran ni las más mínimas simpatías
por el feminismo socialista.
Ese primer escrache, y el último, se sustentaron en supuestas
prácticas recurrentes de maltrato hacia las compañeras del PTS y a compañeras
de la colectiva Radio Libre Feminista. Ambos rumores surgieron del propio PTS
mientras yo milité allí. Las compañeras de Radio Libre Feminista emitieron un
comunicado que podés leer acá donde
afirman que “jamás hemos sido agredidas
por el compañero en términos de violencia de género, ni ninguna otra”.
Además, entre otras cosas, agregan que: “Es
por esto que expresamos nuestra solidaridad con el compañero Iván Marín y
rechazo a toda imputación en su contra en nuestro nombre, considerando que no
solo es un ataque al compañero sino también a ésta colectiva quien jamás
solicitó ni necesitó un escrache”.
Por el contrario, el PTS hasta el momento se desentendió del
asunto. Hace más de dos semanas que me comuniqué con dirigentes del CC vía mail
para exigirles que emitieran un comunicado donde se hicieran cargo de que al
haber recurrido a calumnias e intrigas contra mi persona, y por ende no
respetado los métodos de la tradición del socialismo revolucionario para
discutir, se hizo posible los escraches de marzo y de julio. Ellos abonaron los
falsos rumores sobre los cuales se sustentaron los mismos. El PTS procedió con
esta metodología conscientes que soy una persona que milito en varios
espacios y que como periodista de izquierda y revolucionario tengo exposición
pública.
Cuando me fui del PTS lo hice con una carta pública (podés leer acá) donde intento marcar
las diferencias que me llevaron a tomar esa difícil decisión, luego de más de 8
años de militancia en el partido. Allí dejo en claro que los métodos
burocráticos y camarilleros impulsados por las regionales que tomaban el
trabajo militante de Trelew (Bahía Blanca y en especial La Plata) derivaron en
esa situación. La regional Trelew del PTS difundió una respuesta a mi carta,
calumniosa e intrigante de principio a fin, que podés leer acá. Sin demasiado esfuerzo cualquiera puede percibir
que no responde en nada a mi carta. Desde entonces se construyó públicamente el
relato de mi supuesta animosidad y violencia contra las mujeres del partido. Lo
hicieron a sabiendas de que en nuestra ciudad proliferan grupos ajenos a la
tradición socialista y que, por ende, utilizan métodos que nosotros no
compartimos, como el escrache, y en particular siendo conscientes que este año
se realizará el Encuentro Nacional de Mujeres. El PTS intentó siempre (en el
caso señalado) utilizar a las compañeras de PyR para dirimir discusiones que no
tenían estrictamente que ver con las cuestiones de género, bastardeando, de
esta forma, la lucha de las mujeres. El daño es irremediable: hoy en día camino
por las calles de mi ciudad, y para las personas que no me conocen, soy “un
violador”.
Como marxista revolucionario, trotskista, asumo que
reproduzco prácticas machistas todo el tiempo y que obviamente lo hice también
mientras milité en el PTS, pero la discusión no es esa, sino qué hacer frente a
esa situación que atraviesa en mayor o menor proporción a todos los varones en
general y a quienes militamos por la revolución en particular. En una ocasión
tuvimos que separar a un compañero en Trelew por actos violentos contra su
compañera. Desde la dirección del PTS que nos tomaba siempre se preocuparon por
decirnos de “no matar al compañero, sino de educarlo” para que avance. Ese es
el método de los socialistas. Estas prácticas violentas infinitamente más
graves de las que a mí se me acusan el PTS nunca las hizo pública. Conmigo sí
porque tengo diferencias políticas. Tampoco lo hicieron con casos de otras
regionales, incluso con dirigentes reconocidos que fueron apartados durante un
tiempo del partido. Yo nunca estuve ni cerca de ser sancionado o apartado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario