Jorgelina Domínguez |
La décima audiencia del segundo juicio por el
crimen de Julián Antillanca, donde hay cinco policías acusados por su asesinato y
encubrimiento llegó como una de las más esperadas. En la mismas dos testigos
detallaron dos momentos importantes para la investigación del caso: el primero
es cuando ven a policías en la Rotonda 5 de Octubre golpear a Julián; en el
segundo, otra testigo observa cómo arrojan su cuerpo desde un patrullero a la
calle Patagones, en el barrio UPCN.
La jornada comenzó a las nueve de la mañana con
el testimonio de Daiana Monsalves, hermana de Brenda, quien declaró antes de
ayer y cuya crónica podés leer haciendo click acá. Empezó relatando cómo fue
que llegaron al boliche Ku, el momento en que su hermana le presenta a Julián,
con quien ambas toman unos tragos, los incidentes afuera del boliche entre
Bruno Toledo y Lucas Urbano. Daiana dijo que cuando regresa a buscar a su amigo
Lucas Soto a Ku emprenden camino rumbo a la avenida Irigoyen. Primero pasan por
afuera del boliche Místico donde observan varias escaramuzas entre diversos
grupos, lo que provoca que decidan quedarse un rato hasta que se calme la
situación. Luego arrancan otra vez de regreso a casa. Al pasar por la Rotonda 5
de Octubre Daiana observa que tres policías hombres y una policía mujer tienen
en el piso a un pibe. Uno de los efectivos le apastaba la cabeza, otro lo tenía
entre las piernas y un tercero le pegaba con la cachiporra. La policía estaba
algunos metros alejada ahuyentando a los transeúntes. Producto de la
indignación Daiana le grita cosas a los policías para que dejen de golpear al
pibe, pero recibe la amenaza de la mujer policía y salen corriendo con Lucas.
Llega a casa de su hermana Mariana y le cuenta a su padre lo sucedido. Se va a
dormir. Al tiempo su padre le dice que el pibe fallecido es hijo de un letrista
que él conocía. Daiana dijo estar confundida por la situación, pero luego
recuerda que el pibe agredido por la policía tenía la misma vestimenta que el
chico que le presentó su hermana en el boliche, por lo que dedujo que era
Julián. Durante su conmovedor relato hubo que hacer un impasse porque rompió en
llanto al recordar lo horrendo de la situación, pero en particular ante el
hostigamiento insensible de los abogados por la defensa Fabián Gabalachis y
Héctor Castro, quienes volvían una y otra vez sobre preguntas que ella
respondía de manera clara y sin contradecirse.
Daiana Monsalves rompe en llano ante el acoso de las preguntas de la defensa |
Luego de un cuarto intermedio de
aproximadamente una hora, presta declaración Ezequiel Gajardo. Dice que llegó
al boliche alrededor de las tres de la mañana, pero aproximadamente a las
cuatro y treinta lo expulsan por un incidente en los baños. Allí afuera conoce
a Walter Torres, quien le convida un trago, le cuenta que también lo echaron y
que se lastimó la mano cuando intentó treparse a la terraza para volver a
ingresar al local bailable. Pasan unos minutos y se vuelven a casa en una
camioneta que él manejaba. Dejá a Walter en Musters y Michael Jones, luego pasa aproximadamente diez minutos
por lo de un amigo y se va a su casa. En su
declaración no se encontraron contradicciones respecto de la que realizó Walter
ayer, sin embargo la defensa intentó confundirlo trayendo a colación el
secuestro que sufrió su camioneta al día siguiente de la muerte de Julián,
incluso tirando el rumor si en algún momento se pensó en que haya atropellado
esa noche a Julián. Ezequiel no mostró inconvenientes en descartar esa
posibilidad.
Jorge Abraham dándole indicaciones a la defensa |
La última testigo en declarar fue Jorgelina Domínguez.
Empieza el testimonio explicando la relación con su amiga Gabriela Bidera, a
quien dice conocer de toda la vida. Dice que hace aproximadamente un mes Bidera
había ido a vivir a su casa junto a sus hijos. Deciden salir ambas a bailar al
boliche Místico, alrededor de las cinco de la mañana se cruzan allí a Julián, a
quien Gabriela le presentó aproximadamente un mes atrás en la plaza
Independencia. Antes del cierre del boliche Gabriela recibe un mensaje de texto
que le indicaba que su hermana se encontraba con su novio en el barrio
Etchepare. Bidera le cuenta a Jorgelina que sospechaba que hacía un tiempo este
chico la engañaba con su hermana. Deciden ir a ver si era verdad. Salieron por
la parte de abajo del boliche, la calle de ripio, hasta llegar a Irigoyen.
Estuvieron en un parquecito cercano al lugar, luego de caminar unas cuadras,
toman por Rivadavia. Durante todo este tiempo venían a los gritos y haciendo
barullo. En un momento ven un patrullero que toma por Rivadavia en contramano
y dobla en Patagones. Ambas se esconden atrás de un árbol pensando que alguien
las había denunciado por el ruido y por ende el patrullero vendría por ellos. El coche se detiene enfrente a la vereda donde estaban ellas escondidas.
Se baja un policía, se para atrás del auto, observa si hay movimiento cercano a
la vista y llama al conductor para que salga. Abren la puerta de atrás del lado
del conductor, sacan un cuerpo y lo tiran a la calle. El auto se retira. Ellas
se acercan y observan que era Julián. Tenía el rostro desfigurado. No llaman a
la policía ni a la ambulancia porque no tenía sentido, ellos lo habían tirado.
Deciden cambiar de recorrido y vuelven a su casa del barrio Unión.
Respecto de esta situación se produce un contundente
intercambio entre la fiscal Mirta del Valle Moreno y Jorgelina:
- ¿Recordás si
participaste de una diligencia de reconocimiento de personas?
- Sí,- ¿Reconociste a alguno?
- Sí.
- ¿Te acordás de quién?
- Del policía que se bajó primero.
- ¿Te acordás del nombre?
- Solís. Es el que se para atrás del patrullero y se queda vigilando que no haya nadie.
Risas de los acusados ante las declaraciones de Jorgelina |
Sobre el final del debate, es decir, luego que
la querella y la defensa hicieran sus respectivas preguntas, la fiscal solicita
ir a reconstruir esta escena al lugar de los hechos. El Tribunal da lugar al
pedido y otorga un cuarto intermedio hasta aproximadamente las catorce treinta
de la tarde. Sobre el particular, César, papá de Julián, señaló que “el
reconocimiento fue determinante porque puso en situación a los jueces de cuál
fue el recorrido y cómo Jorgelina reconoce delante de ellos a Solís como el que
se baja del asiento del acompañante del patrullero”.
Hoy a las ocho y treinta de la mañana continúa
el juicio. En principio deberían declarar la madre de Jorgelina, Lucas Urbano y
algunos bioquímicos, entre ellos quien reconoce linaje de Julián en un
patrullero. Será otra jornada importantísima para que este crimen no quede
impune. Allí estaremos.
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